En el mapa de rutas desde Perú hacia la Argentina hay que distinguir entre dos vías principales: la que avanza por tierra, y la que vuela en clase turista. Por tierra se trata de rutas provinciales de salida de la selva hacia Bolivia. El resto de la droga va por la Panamericana hacia la costa peruana, de donde sale en barcos que la esperan en alta mar, hacia donde la llevan lanchones indetectables. De todo esto se ocupan diversas fases de un negocio que según los expertos está descentralizado.

Productores de pasta, mochileros para trasladarla por caminos de selva, acopiadores que finalmente juntan la cantidad para elaborarla en laboratorios instalados a lo largo de las rutas, desde la propia selva hasta las ciudades próximas a la costa. Finalmente los grandes compradores, y dueños del negocio, los carteles mexicanos. Hubo una época en que los que se la llevaban eran los hombres de Pablo Escobar, del Cartel de Medellín, y de los hermanos Rodríguez Orejuela, del Cartel de Cali. Pero los colombianos, a fines de los ochenta, lograron cosechar su propia coca y procesar su propia mercancía: para el año 2000 había disminuido la participación de Perú en el gran negocio global de las drogas. Es desde entonces cuando vuelve a crecer. Se calcula que en 2006 produjo unas 190 toneladas.

“De toda esa cocaína, una parte, no la más grande, se va hacia Estados Unidos. Se supone que sólo el 14 por ciento de lo que reciben allá va desde Perú. Luego se exporta mucho hacia Europa. Pero en los últimos años se orienta también a países de América latina. Argentina es un nuevo destino que crece. Y esto produce problemas de violencia fuerte en las ciudades donde se instala”, dice Fernando Rospigliosi, un sociólogo y periodista. Quien fue ministro de Interior del gobierno de Toledo cree que una de las modalidades que crece a la hora de llevar la droga a la Argentina es el sistema de burrieres. “Se trata de un tráfico hormiga muy peligroso para las personas que transportan –dice Hidalgo, jefe de las tropas antinarco–. Nos impresiona la gran cantidad de peruanos y de argentinos que están llevando droga desde el Perú. Hace cuatro días encontramos a cuatro argentinos que iban cargados. Es evidente que la droga que se produce en el Perú está llegando a Buenos Aires.”