Un niño de tres años murió ayer luego de dispararse un tiro en la cabeza en forma accidental, con un arma propiedad de su padre. El accidente ocurrió en una vivienda de la calle Quintana 1268, en la localidad bonaerense de Remedios de Escalada, cuando el pequeño tomó una pistola calibre 22 que su papá guardaba en un placard, la accionó y se disparó un balazo sobre el ojo izquierdo. De acuerdo con lo declarado por voceros de la familia a los policías de la comisaría cuarta de Lanús, el chico estaba jugando mientras su mamá realizaba tareas domésticas y su padre, que trabaja como remisero, dormía en su habitación. Hay versiones contrapuestas respecto de las circunstancias en que se produjo el disparo accidental. Otras fuentes allegadas a la investigación señalaron que la tragedia ocurrió mientras el padre estaba limpiando el arma, mientras el niño jugaba en las cercanías; el chico, llamado Ezequiel, tomó el arma, que estaba sobre la cama de sus padres. Cuando llegó al lugar una ambulancia, encontraron al chico herido y al padre en estado de shock. En un momento de descuido, el niño, que de acuerdo con la versión policial “era fornido, hiperactivo y aparentaba tener más edad”, se trepó a la parte más alta de un placard utilizando una silla. De esa forma llegó a agarrar el arma y al gatillar se provocó una herida gravísima en la cabeza. Los padres llamaron a una ambulancia y el niño fue llevado, cerca de las 13.15, al Hospital Evita de Lanús, en estado desesperante. Voceros del centro de salud aseguraron que, a pesar de la atención de los médicos, el niño murió a las 13.50.