Viernes, 29 de abril de 2016 | Hoy
14:30 › POR CRISTIAN CARRILLO
El presidente del Central presentó el programa monetario para el año. Insistió en que la pauta inflacionaria es 25 por ciento y reconoció que las expectativas del mercado la ubican en 33,4, pero lo atribuyó a un problema metodológico en la medición nacional de precios.
El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, volvió a defender el esquema de metas de inflación como el supuesto antídoto a los males que aquejan a la economía. El funcionario presentó ayer la Política Monetaria 2016, que prevé una inflación del 25 por ciento, aunque reconoció que las expectativas del mercado se ubican en 33,4. El banquero central intentó justificar esa brecha culpando a la forma en que se mide la inflación a nivel nacional. La menor inercia en los precios, según su cálculo, se vería recién a partir de septiembre, y las tasas de interés del sistema financiero –que se ubican en 38 por ciento a 35 días– comenzarán a descender cuando exista evidencia concreta de una desaceleración inflacionaria. Si bien admitió que esa política está enfriando la economía, la apuesta es incentivar el consumo a través de la baja en la inflación. “No hay nada más reactivante que una baja tasa de inflación”, afirmó.
El funcionario ofreció una conferencia de prensa para presentar el plan de política monetaria para este año, acompañado por el vicepresidente del Central, Lucas Llach, el director Demián Reidel y el gerente general, Mariano Flores Vidal. El informe se conoció al día siguiente de que el Ministerio de Hacienda y Finanzas presentara el Programa Financiero, que establece como objetivo un endeudamiento de 36.700 millones de dólares en 2016. La difusión del plan monetario generó malestar en parte del Directorio del BCRA porque se delineó sin darle intervención.
En su exposición, Sturzenegger hizo un racconto de las medidas que implementó desde que asumió Mauricio Macri, el 10 de diciembre, en su mayoría políticas que favorecen la especulación financiera y la fuga de capitales. En esa enumeración remarcó la inclusión de letras a plazos de 35 días (las cuales rinden 38 por ciento), la conversión de yuanes del swap con China a dólares, la liberación de tasas pasivas y activas al mercado, el canje con bancos privados para que le presten 5000 millones de dólares y la eliminación de restricciones a la salida de capitales. A partir del 1 de marzo, el Central comenzó a utilizar la tasa de interés rectora del sistema para anclar la expectativa inflacionaria, mientras que a partir de septiembre se iniciará el esquema puro de metas anuales de inflación con tipo de cambio flotante y mecanismos de corrección ante posibles desvíos respecto de los objetivos preestablecidos.
El plan
Los esquemas de metas de inflación implican subordinar todas las variables económicas a un objetivo de precios. En el caso del Banco Central, la tasa de interés y la emisión monetaria son los instrumentos que utiliza actualmente para reducir la inercia inflacionaria. En ese contexto, el banquero central ratificó que no corregirá los rendimientos de las letras hasta que se observe “una clara y sostenida tendencia descendente de la inflación”. “El objetivo es trabajar para mantener la tasa de inflación de 2016 lo más cerca posible del 25 por ciento y que se acomoden las expectativas por debajo del 20 por ciento para 2017”, aseguró. Las expectativas privadas para este año trepan al 33,4 por ciento. Para Sturzenegger el problema es el termómetro. Según indicó, esa brecha se explica por la inexistencia de un indicador nacional fiable y a problemas metodológicos. Las mediciones de las consultoras, según justificó, se basan en distintos centros urbanos y no es homogénea. “También atravesamos un período de reacomodamiento de los precios relativos, regulados y no regulados, con una diferencia geográfica notable entre Buenos Aires y la zona metropolitana respecto del interior del país”, sostuvo en referencia al impacto negativo de la quita de subsidios entre las provincias y el área metropolitana.
Una vez que se den las condiciones de una baja en la inflación las tasas de interés “tienen que acompañar el proceso descendente que se advierte desde abril” sin tomar en cuenta el impacto de la suba de tarifas. “La expectativa del mercado se ubica en 1,5 por ciento para septiembre, por lo que una tasa del 38 por ciento luce un poco alta”, dijo el funcionario, quien evitó dar precisiones de futuros retoques en esa variable. Pese a que reconoció efectos negativos sobre la actividad económica, sostuvo que no habrá mecanismos más expansivos para aumentar los niveles de consumo y producción que bajar la tasa de inflación.
La otra pata de su política monetaria es la cantidad de pesos del sistema financiero. En este aspecto descartó cualquier medida que implique un aumento de la base monetaria, incluyendo la compra de dólares en el mercado de cambios para incrementar el stock de reservas. Desde el 17 de diciembre último el Central sólo intervino en ese mercado en 17 oportunidades. El funcionario sostuvo que la autoridad monetario actualmente “no interviene para fijar el precio del dólar”, el cual seguirá en función del libre mercado. El funcionario sostuvo que se entra así a un esquema de “tipo de cambio flexible, con intervenciones ocasionales, donde la flotación cambiaria es importante para desvincular los movimientos del tipo de cambio del comportamiento de los precios domésticos”.
Según explicó, la intervención en el mercado de divisas sólo tendrá como objetivo “limitar el traspaso de los movimientos de tipo de cambio nominal a los precios, crucial para que el tipo de cambio real cumpla su rol estabilizador ante diversos impactos”. Esto le permitirá al organismo evitar emitir pesos por la compra de dólares, mientras que el ingreso de divisas seguirá siendo principalmente por la vía del endeudamiento. Además rechazó que se utilice el tipo de cambio como ancla para contener la inflación”. Para eso está la tasa de interés, señaló. Si bien sostuvo que no cuenta con una proyección de precio del dólar para este año, dijo que le preocupa cualquier apreciación fuerte del tipo de cambio. Por último, tal como había anunciado Hacienda el día anterior, el plan fiscal y de financiamiento contempla que el organismo transferirá al Tesoro este año por todo concepto 160 mil millones de pesos, a un ritmo de 40 mil millones por trimestre.
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