La dirigencia de Rosario Central le dio el ultimátum a su entrenador, Pablo “Vitamina” Sánchez, para que comience a conseguir buenos resultados en el Apertura y le impusieron como fecha límite el próximo viernes cuando el equipo rosarino enfrente a Racing en Avellaneda, por la novena fecha. Tras el empate 1-1 del viernes ante San Martín de Tucumán en el Gigante de Arroyito, Sánchez estuvo reunido con el dirigente Manuel Usandizaga, hijo del presidente Horacio Usandizaga, y con el protesorero Matías Moamed, quienes le solicitaron la renuncia.

Pero las intermediaciones de Cristian González y otros referentes del plantel dejaron sin efecto esa solicitud de la dirigencia y la extendieron hasta el partido contra Racing.

Para Sánchez, la noche del viernes fue bastante agitada, porque más allá del pedido de los dirigentes debió soportar el ataque de algunos de los plateístas que lo escupieron. “Me molesta mucho que me escupan. Mi dirección es Alvarez 230, vivo con mi mujer y mis tres nenas. Lo espero en mi casa al que me haya escupido. Yo voy a estar solo, siempre voy a estar solo, no tengo custodia”, disparó el DT.

Luego ratificó que quiere seguir siendo el técnico del club rosarino. “Mi decisión es seguir. Tengo fe en poder revertir esta situación”, apuntó.