DEPORTES › OPINION

Corsi, ricorsi y siga el corso

 Por Mario Wainfeld

En 1990 acababa de caer el Muro de Berlín. El gobierno de Carlos Menem no daba pie con bola. Lo peor, en tantas facetas, todavía no había ocurrido. No había dictado los nefastos indultos. Tampoco había dado con la regla de la Convertibilidad que construiría su ciclo de diez años y destruiría a niveles inéditos la economía nacional. Néstor Kirchner era intendente de Río Gallegos y acaso sólo él soñaba con llegar a ser presidente. La palabra “piquetero” no existía en la jerga sociológica mundial, ni “corralito” ni “megacanje” en la económica. Evo Morales era un perfecto desconocido en la política mundial, el PT brasileño y el Frente Amplio valiosas expresiones opositoras. Hay que remontarse hasta entonces para colocar a la Selección entre las cuatro semifinalistas.

Lionel Messi (que no había ingresado a la escuela primaria) y sus compañeros lo consiguieron con mérito, en el mejor partido que llevan disputado. Van de menor a mayor.

Se quebró un maleficio o un destino histórico. Albricias. Ojalá que no pase lo mismo con otros dos. Argentina jamás perdió una semifinal, el primero. En Copas dirimidas en América, sólo ganan los países del Sur, el otro. Pongámosle energía positiva y buen juego, pues.

- - -

El técnico Alejandro Sabella parece sufrir los partidos más que uno y es decir. En un momento, estuvo a un tris de caerse de espaldas, literalmente, como en un dibujo animado. Honor al mérito, el hombre de aspecto apesadumbrado acertó con los cambios antes y durante el partido. Martín Demichelis y Lucas Biglia fueron relevos valorables, en puntos flojos. Retocó al equipo que había vencido sin convencer, acaso homenajeando la épica frase de Miguel de Unamuno apostrofando al franquismo.

José Basanta fue un atinado reemplazante de Marcos Rojo, que merece retornar por su empeño, su carisma y por haber crecido desde abajo en la ponderación ciudadana.

Autocrítica interna: el DT se lució al seguir confiando en Higuaín. El cronista entona su mea culpa: pedía los otros dos cambios pero también el de su querido Pipita. Equivocado e infiel, vade retro. El gladiador confirmado metió un golazo, descripto en detalle por Diego Latorre, gran comentarista por tele. Y casi emboca otro tras una corrida épica y un caño a un belga desprevenido. Fue una suerte que esa jugada no culminara como merecía. Si colaba, había que cerrar la cancha, transformarla en monumento histórico y dar por terminado el Mundial. Hubiera sido lamentable, porque la Copa sigue siendo gozosa aunque los partidos eliminatorios no son tan formidables como la ronda inicial. Lo compensan con tensas paridades y finales dignos de las dos o tres mejores películas de Alfred Hitchcock.

- - -

Claro que, como venimos predicando, la misión del periodismo no es acompañar la alegría de muchos, sino denunciar sin ambages, aunque sea sin pruebas. Ahí vamos: tenemos elementos firmes para anunciar como primicia que se vienen reclamos graves contra el equipo celeste y blanco. Otra vez emerge nuestra triste tendencia a quedar desacreditados ante el mundo.

Nos lo comentan, en riguroso off the record, dos fuentes de la Unión Europea y una de la FIFA, que piden se reserve su identidad por miedo a los escraches. Se avecinan revisiones médicas a varios muchachos. No se trata del fantasma del doping, sino de algo más complejo y único. El primer sospechoso es Messi, de quien se sospecha que no es humano. El pibe es un holograma o un jugador de PlayStation. Eso explica su capacidad para moverse y acelerar, para quebrar la impenetrabilidad de la materia. Ayer produjo una jugada única en medio de una manifestación de belgas (¿la más grande de su historia?). Fue al borde del área, inexplicable para un ser normal. Es verdad que se perdió un gol de su marca, más que factible frente al arquero belga. El tal Courtois, al que la prensa del corazón acusa de “icardizar” a un compañero, parece tenerlo de hijo. No podrá regodearse tanto: el Pipita lo dejó parado en el gol. Grandote con pocos códigos, el piso le queda lejos se regocijó este cronista, acaso con un dejo de envidia porque él mismo no trasciende el metro setenta centímetros, con viento de popa.

Las denuncias de alteraciones en el cuerpo humano conciernen también a Javier Mascherano y Angelito Di María, imputados por tener más pulmones que el Homo sapiens (tres o acaso cuatro). Y más corazones (dos, como mínimo, dato a recontrachequear). Masche pareció ayer menos protagónico, posiblemente porque no jugó tan solo en el medio. Pero se lo vio siempre, mandando y ordenando. Todos los grupos humanos necesitan alguien que los lidere, así no sea el más talentoso. Ni hablar de los futbolistas que son muy emocionales.

Esas trasmutaciones humanas, nos revelan nuestras fuentes, acaso tengan que ver con la (convengamos algo remota en el tiempo) presencia del nazi Mengele en nuestra patria.

Una vocero confiable del Departamento de Estado y otro del juzgado de New York, que preservan el anonimato para evitar ser chuceados en 6, 7, 8, nos comentan que las denuncias ya fueron requeridas por el juez Thomas Griesa. Usted objetará que no es un asunto de su competencia pero esos argumentos no le interesan mucho al magistrado. Griesa, en 1990, ya era un adulto.

Voces populistas afirman que los reclamos de la UE tienen que ver con la ubicación de su sede, en Bruselas. Son, como los alegatos contra Griesa, cuestionamientos patrioteros que no reconocen la perfección de países imperialistas de ayer o de hoy.

- - -

Estas semanas han sido propicias para las aves de rapiña. De los buitres ya se contó bastante. Proliferaron otros especímenes que, mezclando las críticas válidas al desempeño del equipo, agregaron deseos casi sonoros de derrota. Quizás ansiaban y ansían que un traspié signifique un castigo político para el Gobierno. Este escriba sostiene que la sociedad es lo bastante madura y versátil para diferenciar la fiesta temporal y la defensa de sus intereses. Pero esa visión impresionista no es bastante, se asume. Así que este diario organizó una fenomenal encuesta para medir cómo pegaba el resultado en la valoración pública del oficialismo. Se la confió a la consultora Sinarquía & Fit, la única que anticipó la fumata blanca para el papa Francisco. La idea era hacer dos mediciones, una antes del partido y otra inmediatamente después del final, para calibrar el impacto político del cuarto de final.

Se hicieron 5000 llamadas en todo el territorio autóctono, en base a una muestra perfecta. El experimento no resultó y hay que reconocer que en parte fue producto de un error de los encuestadores. Antes del cotejo, el trabajo se cumplió a satisfacción. Pero por una distracción la segunda ronda se hizo al comienzo del “tiempo recuperado” que el referí italiano extendió a cinco minutos. Sólo se consiguió que atendieran el teléfono en dos hogares de los cinco mil. En ambos, las respuestas recibidas por los trabajadores del sondeo fueron irreproducibles y hubo incluso amenazas de linchamiento. Página/12 relevó a quienes levantaron el tubo. Uno explicó que, al sonar el fijo, temió que se tratara de un secuestro virtual, lo que era algo exótico porque tenía a toda la familia en su casa, comiendo empanadas a lo pavote para canalizar la angustia.

El otro sinceró haber temido que le hubiese pasado algo serio a una tía abuela muy mayor que vive sola, en El Impenetrable.

- - -

Tras infinidad de peripecias llegarán a las semifinales equipos con historia, tal vez los cuatro favoritos a priori. Holanda sufrió lo indecible, batallando contra el arquerazo “tico” y los postes. Se impuso en la “lotería de los penales” colocando in extremis a un arquero sólo dedicado a ese menester. Síntoma de una sociedad híper especializada, otro flagelo de la globalización.

Deberemos vernos las caras con los naranjas. Nos bailaron en el ’74, le ganamos la final del ’78. Corsi y ricorsi de la historia, cuándo no.

Dilema para Adrián Paenza: ¿puede el todo ser menos que una de sus partes? Ayer el equipo pareció menos que el gran Robben.

- - -

Posdata doble: gloria y loor a Neymar. Honra sin par a James Rodríguez. Notables jugadores en un Mundial en que vienen luciéndose los virtuosos. Ya no estarán pero son lo bastante jóvenes para brillar en 2018 y 2022. Repartieron goce entre sus hinchas y hasta entre quienes no lo son. La escena del brasileño David Luiz consolando a James fue conmovedora, aunque la memoria completa exige recordar que los locales golpearon al muchachito y a sus compadres desde el primer minuto. Un referí localista y timorato los dejó hacer. Su pasividad acaso contribuyó a la vendetta colombiana contra Neymar, en un episodio que alerta acerca de las graves (e inesperadas) consecuencias que puede provocar un error judicial.

[email protected]

Compartir: 

Twitter

Brasil2014
Imagen: DyN
 
DEPORTES
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.