Desde Salvador

Tim Krul, el arquero del Newcastle, confirmado a último momento entre los 23 de la selección holandesa, entró fresquito, cuando todos estaban muertos de cansancio tras 120 minutos tremendos. El técnico Van Gaal lo sacó a Cillesen y Krul entró sacando pecho para la definición por penales. No es común que un DT decida guardar un cambio para cambiar al arquero antes de los tiros de los doce pasos. Lo habían hecho los soviéticos en 1977 en el primer campeonato mundial juvenil y les salió redondo. Vencieron primero a Uruguay y después en la final a México. Krul, que es un poco irascible y hace un tiempo se peleó feo con Robin Van Persie en un partido entre Arsenal y Newcastle, puso cara de malo, amenazó a los ticos antes de las ejecuciones y adivinó el palo en todos los tiros y atajó dos: Brian Ruiz y Umaña, y Holanda se clasificó semifinalista.

¿Alguien podía imaginar que Costa Rica le iba a ganar a Uruguay y a Italia? ¿Y que iba a cruzar los octavos de final? ¿Y que iba a empatar con Holanda en los 90? ¿Y que iba aguantar 30 minutos más cuando todos sus jugadores se desparramaban en el piso, destrozados, mientras los holandeses esperaban de pie el alargue? Nadie podía esperar tantos milagros últimos, salvo ellos mismos, que tienen un corazón gigante. Estuvieron a punto de concretar una hazaña más, pero no pudieron. Igual van a ser recibidos como héroes en San José y se lo merecen.

Los holandeses, que tuvieron encendida a su principal figura Arjen Robben, regalaron un tiempo, pero en el segundo pusieron a su rival contra las cuerdas y generaron varias situaciones de gol. Navas, que fue considerado por la FIFA como el jugador del partido, atajó todo y cuando no pudo contó con la ayuda incondicional de los postes. Un tiro libre de Sneijder dio en su palo derecho, otro remate del mismo Sneijder dio en el travesaño y hubo otra jugada más, increíble, en la que la pelota cruzó toda el área chica y pateó Van Persie debajo del arco, la pelota rebotó en un defensor, dio en el palo y se fue afuera. Una cosa de locos.

Lo más increíble es que, en el alargue, los ticos tuvieron una oportunidad clara de gol que salvó Cillesen, cuando toda la defensa naranja había quedado mal parada. Fue poco antes de que Van Gaal decidiera sacar al arquero y poner al atajador de los penales en los entrenamientos, que entró con el traje de héroe.

Holanda tiene un equipo de figuras, de jugadores de gran cartel como Robben o Van Persie. Costa Rica tiene una selección modesta, humilde, en su mayoría jugadores de la liga local. Tal vez los de más cartel son el arquero Navas, que juega en el Levante de España, y Ruiz, en el PSV Eindhoven, de Holanda.

Los costarricenses tuvieron suerte, pero la acompañaron con gran coraje, con mucho orden táctico (pusieron cinco en el fondo y muchos volantes) para cortar los circuitos de creación de su rival. Lo cierto es que en gran parte del segundo tiempo Holanda pareció quedar reducida a lo que pudiera hacer el incansable Robben, que se molestaba con los fallos de sus compañeros, que se levantaba cuando le pegaban, iba e iba una y otra vez y se encargaba además de los corners y de algunos tiros libres. ¿Qué más se le podía pedir?

Los naranjas se mostraron enteros, pero seguramente van a sufrir el desgaste de haber jugados dos horas bajo el calor agobiante de Bahía. Y eso lo va a capitalizar Argentina cuando tenga que enfrentarlos, el próximo miércoles, en San Pablo. Por entonces, en Costa Rica seguirán festejando la actuación más fantástica de una selección del país en toda su historia.