Domingo, 28 de mayo de 2006 | Hoy
DEPORTES › PERDIO ANTE DZINZIRUK POR EL TITULO SUPERWELTER
Por Daniel Guiñazú
La información concreta dirá que el rosarino Sebastián Luján no pudo consagrarse campeón superwelter de la Organización Mundial de Boxeo al perder por puntos en fallo unánime ante el ucraniano Sergei Dzinziruk. Hasta ahí los datos puros. Pero cuando se analiza lo que sucedió ayer en el Centro Cultural Zenith de Munich, en Alemania, surge que Luján estuvo más cerca de ganar de lo que se supone. En los cinco rounds iniciales, con una estrategia de presión permanente y su derecha voleada como arma de ataque, amasó claras ventajas que no pudo concretar por una razón muy simple: en los seis asaltos finales se murió de cansancio. Los jurados fallaron 116/111 (Joachim Jakobsen), 117/110 (Chuck Giampa) y 118/110 (Manuel Oliver Palomo), todos a favor del campeón del mundo.
Fue tal la fatiga que Luján (69,671 kg) acumuló que, de la 6ª a la 12ª, perdió todas las vueltas. Y no vaya a creerse que Dzinziruk (69,762 kg) es un boxeador superlativo. El zurdo ucraniano, invicto en 32 combates, recuperó el terreno perdido en el principio echando mano a recursos sencillos: una derecha recta, seca y precisa, y una izquierda cruzada o en gancho que llegó reiteradamente sobre la cabeza del rosarino. Con ese boxeo de raíces amateurs (Dzinziruk representó a Ucrania en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996), frío pero efectivo, decantó una victoria indiscutible.
Muy distinta hubiera sido la historia si Luján hubiera tenido aire para sostener su buena actuación de los cinco rounds iniciales. En esos quince minutos, Luján trabajó con soltura, y partiendo con una derecha ampulosa, sacudía la cabeza de Dzinziruk. En el cuarto round, incluso, apareció con un corte en su ceja derecha del que manó sangre en el resto del combate. Pero semejante despliegue agotó las reservas escasas de Luján. Al final de la cuarta vuelta, el rosarino empezó a abrir la boca en clara señal de ahogo. Y del sexto round en adelante, se quedó sin resto físico, pagando el precio de una preparación poco exigente y de haber subido al ring con tres kilos más de los que habitualmente porta. De allí hasta el final, su única apuesta fue la misma derecha voleada de siempre, que Dzinziruk esterilizó con oportunos pasos atrás. La suerte de Luján quedó echada en el 9º round, cuando el árbitro Joe Cortez le descontó un punto por golpear detrás de la nuca.
La pelea salió tal cual se especulaba en la previa. Mientras tuvo con qué, Luján fue un rival de cuidado que justificó en todo momento su condición de retador opcional. Cuando su físico se rindió antes de tiempo ante la fatiga, no pudo aspirar a otra cosa que a una derrota digna, la cuarta de su carrera, la segunda por un título del mundo.
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