–Salvando la final de México ’86, ¿alguna vez vio llegar a Alemania y Argentina en un nivel tan alto para un partido?

–Salvando la diferencia de que en aquella oportunidad Argentina disfrutaba de Diego... Si este partido se va a plantear desde lo colectivo, me parece que tiene mejor resolución Alemania, que está mejor estructurada. De todos los equipos que vi fue para mí el mejor. Tuvo problemas con algunos relevos defensivos en el primer partido, pero después fue mejorando. Hay una concepción muy clara de la idea, de la búsqueda de funcionamiento. Pero, por otro lado, Argentina tiene algunas individualidades capaces de resolver con más facilidad que los jugadores alemanes. Depende de cómo se arme el equipo, tampoco sé cómo va a formar...

–¿Le llena los ojos Argentina?

–Un partido me gustó mucho, que fue el de Serbia y Montenegro. No me gustó ante México, me parece que perdió dinámica futbolística. El equipo estaba separado, le costó mucho encontrar la elaboración de la jugada.

–¿Aquello fue culpa de Ricardo Lavolpe o de Argentina?

–Fue más culpa de Argentina, por reiterar la ofensiva sobre la medialuna, sobre la posición central de México, que disfruta ahí de tres jugadores impresionantes como son Márquez, Osorio y Salcido. Con tres jugadores de esa magnitud en un espacio tan reducido como el que utilizó Argentina se hace difícil. En vez de jugar en 70 metros, jugaron en una cancha de papifútbol. Demasiado centralizado el juego, no generó muchas situaciones. Una Argentina que venía de hacer seis goles, el gol al final lo hace desde 30 metros. Y el otro medio en contra, medio raro...

–Usted, cuando asumió Pekerman, dijo “no lo conozco”.

–No, no, no... Yo lo conozco mucho a Pekerman, pero no lo conozco como entrenador, porque hacía muchos años que no entrenaba.

–Exacto, ¿y ahora lo está conociendo más?

–Hubo una intención de recuperar el estilo, en el primer tiempo con Costa de Marfil... Pero en el último partido se desdibujó. Creo que va a apostar a los jugadores que compliquen a Alemania precisamente para imponer un estilo. Si no logra eso, se le va a hacer muy difícil el partido.

–¿Ve a Argentina yendo de mayor a menor?

–Me da la impresión de que la idea no se fortifica. Al contrario, aparece y desaparece, porque está más basada en la capacidad de los futbolistas, y Alemania apuesta más a lo colectivo.

–¿Fue Serbia una buena medida?

–En el fútbol es siempre la misma discusión: ¿somos mejores porque los otros son malos? Y lo cierto es que Serbia venía con una fama de defensa bastante invulnerable y Argentina le metió seis. No se puede medir al adversario más que por antecedentes, y ellos decían que era un partido cerrado para Argentina, que sin embargo lo abrió desde el buen juego, desde la paciencia, trabajando el partido utilizando todo el ancho de la cancha. El toque de pelota rápido y de primera, tal como indican las reglas del juego.

–¿Quién es su favorito para mañana, Argentina o Alemania?

–Están a un 50 por ciento. Si Argentina lucha para imponer su estilo y lo consigue, puede ganar el partido. Si lo busca de cualquier manera, no lo gana. Es una lucha de estilos. El nuevo estilo alemán, si se impone, tiene enormes posibilidades de ganar.