Mirta Guarino, la jueza de menores que interviene en la causa por el asesinato de Lucas Ivarrola, está consternada. “El crimen es espantoso, pero lo más peligroso es el discurso que se pretende instalar, porque en nuestro país hay pasto para que se pueda instalar. Me dicen que algunos vecinos dicen que la víctima ‘en algo andaba’ y que por ese motivo esta gente (por los autores del crimen) tomó ‘esta medida’ porque se había cansado. Hay que pensar que aquí hay una víctima y hay victimarios. Nada puede justificar lo que hicieron.” Guarino, en diálogo con Página/12, admitió que los responsables del crimen actuaron “como un grupo de tareas” de los que funcionaban durante la dictadura militar, pero insistió en que el asesinato de Lucas “ocurrió ahora, en el presente, no en el pasado reciente; no basta con bajar cuadros o con condenar los crímenes del pasado, hay que tomar medidas no sólo judiciales sino también sociales para defender el Estado de derecho en el que queremos vivir”.

Para Guarino, la gravedad del caso “no pasa por confirmar si el chico fue mutilado o no, ni por recalcar que fue una ejecución, aunque lo haya sido, porque le pegaron tres tiros en la cabeza y le prendieron fuego. Lo importante es reflexionar sobre la gravedad del hecho concreto de la muerte de niños y jóvenes como una práctica constante en la Argentina. Lo grave son las violaciones seguidas de muerte, el gatillo fácil, los chicos que se mueren de hambre cuando eso podría evitarse, los que se mueren doblados por la droga, los jóvenes que se están muriendo a la salida de la disco o que se mueren asfixiados dentro de la disco. Sobre eso tenemos que reflexionar si queremos defender el Estado de derecho”.

Guarino, que fue abogada de Abuelas de Plaza de Mayo, recalcó que “la seguridad que la sociedad reclama es una construcción que no pasa sólo por el Código Penal, por endurecer las leyes, sino que pasa sobre todo por lo social, por construir una sociedad mejor. Estos crímenes ocurren en medio de una especie de impunidad que hace pensar a muchos que los jueces no servimos y que la policía tampoco sirve. Por eso, algunos poderosos salen a pedir justicia por mano propia: hay que salir a la calle a matar gente. Yo no me voy a prender en esa historia. Los que así hablan están ocupando el lugar de la muerte, cuando lo que tenemos que hacer todos es defender la vida. Defender la vida de la víctima y ocuparnos del victimario, si el victimario es un niño o un joven. Tenemos que preguntarnos qué hacer con el niño que robó o que mató”.

–¿La muerte de Lucas tiene un significado mucho más grave, todavía, que el asesinato propiamente dicho?

–Es un signo de que nos tenemos que ocupar de los chicos, no pidiendo mayores castigos. Lucas no tenía antecedentes, pero tenemos que ocuparnos de los chicos y no dejarlos en la calle, como están, sin hacernos cargo. Todos los días hay menores abusados, menores maltratados, menores muertos. Hay que discutir y ejecutar acciones para proteger la vida. Yo tendría que poner a toda la infancia de Moreno bajo la custodia de un tribunal. Este es un problema que requiere políticas públicas de infancia.

La jueza opinó que familias como las de Lucas están “mucho más desvalidas que otras que pueden agruparse y aparecer en la televisión. Lucas no tiene padres con dinero. El problema de esta muerte y del tratamiento que a veces se le da en los medios de difusión es que a veces abordamos la muerte como una costumbre, como algo a lo que estamos acostumbrados a ver todos los días en los diarios. Y ése es el riesgo. Los periodistas me preguntan sobre si hubo torturas, sobre la forma en que lo mataron. Yo no quiero caer en el pecado de la delicadeza, pero tampoco me quiero quedar sólo en los detalles morbosos”.

Por ese motivo insistió en que “la muerte de Lucas es un signo que nos está indicando que tenemos que ocuparnos de los chicos, no pidiendo mayores castigos ni dejándolos en la calle sin hacer nada, recitando de memoria la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. La niñezen la Argentina está en riesgo y tenemos que ocuparnos a través de políticas de Estado integrales”.