Un comienzo poco auspicioso lo dejó en la cuerda floja, sin margen para sufrir una nueva derrota. Quizás ésa fue la principal motivación para que el equipo dirigido por Jorge Burruchaga sumara su segundo triunfo consecutivo. La semana pasada superó con comodidad a Central. Esta vez la víctima fue Lanús. Sin sobrarle nada, con lo justo. Incluso jugó durante toda la segunda mitad con diez jugadores. Independiente derrotó 1-0 a Lanús, en Avellaneda, acalló las críticas y, de a poco, se escapa de los últimos puestos. El colombiano José Moreno convirtió el único tanto del partido y se fue expulsado sobre el final del primer tiempo.

El trámite del partido comenzó lejos de los arcos, porque, pese a que Independiente intentó desplegar un planteo ofensivo, tanto Pelletieri como Aguirre se ocuparon de neutralizar a Montenegro y, entonces, Sosa y Moreno quedaron muy aislados. Los equipos privilegiaron el manejo de la pelota y debieron pasar 30 minutos para que los arqueros comenzaran a trabajar. Fue Lanús el que tuvo la primera chance para ponerse en ventaja: Gioda se llevó por delante la pelota después de que Acosta ensayara un taco y el palo salvó a Ustari. La respuesta fue inmediata: el local salió de contra, Sosa hizo un gran taco y Eluchans envió un centro para que Moreno, de cabeza, anotara su segundo tanto en el club.

En ventaja, el conjunto de Burruchaga se adueñó de la pelota. Incluso, pudo haber estirado el marcador, pero el remate de Pusineri y un cabezazo de Rodríguez salieron a pocos centímetros del palo. Una falta de Rodríguez sobre Acosta en el área le dio a Lanús la posibilidad de empatar, pero el penal ejecutado por Velázquez chocó contra el travesaño. En los últimos minutos, los jugadores sacaran a relucir su repertorio violento. Archubi, con un planchazo, y Fabbiani, con un codazo, se salvaron de ver la tarjeta roja. Moreno no tuvo la misma suerte: le pegó a Ledesma desde atrás y Furchi le mostró la segunda amarilla.

Apenas comenzó el complemento, el visitante dejó en claro que intentaría aprovechar la superioridad numérica. Entonces, Independiente se refugió en su propio campo y optó por el contraataque. Pero Lanús apenas pudo generar un par de jugadas para alcanzar el empate. Es que el conjunto de Cabrero no supo cómo destrabar la numerosa línea defensiva que plantó el local. Fabbiani fue uno de los pocos en exigir a Ustari, que respondió bien en cada intervención. El joven arquero se lució aun más cuando despejó al córner un potente cabezazo de Romero. Sólo restó tiempo para el alivio de Burruchaga y el festejo de la multitud que volvió acompañar a su equipo en el estadio de Racing.