Sin jugar bien y sin merecerlo, San Lorenzo se trajo una gran victoria de Rosario, que le permitió afirmarse como líder del certamen. Otra vez Gastón Fernández fue el artífice del triunfo, al anotar el único gol del partido con un derechazo desde afuera del área.

Lejos de pararse como un puntero, San Lorenzo llegó a Rosario con la idea de ver qué pasaba. Entonces, dejó que Central tomara la iniciativa. Y a partir de la velocidad de sus delanteros, el equipo de Riquelme empezó a lastimar y a merecer la victoria. El debutante Milton Caraglio mostró un atrevimiento y antes de los veinte minutos ya había inquietado a Orión, que tuvo dos intervenciones de mucho lucimiento ante sendos remates del juvenil. Además, Zelaya, el otro atacante, también molestaba a la defensa visitante. Y contó con una chance propicia con un derechazo cruzado desde el borde del área, pero otra vez surgió Orión para salvar a su equipo.

A esa altura, lo de San Lorenzo era muy pobre. Ahogado Ledesma, a los otros volantes les costaba tomar la pelota. Y por eso, los delanteros, Jiménez –reemplazante del engripado Silvera– y Gastón Fernández, no entraban en juego. Tanto que su chance más peligrosa llegó de un centro de Adrián González, que sobró a los atacantes y defensores, y obligó a Alvarez a una salvada importante. Lo único rescatable para el conjunto de Ramón es que, de a poco, pudo equipar el juego en la mitad del terreno, lo que le permitió pasar menos sobresaltos en su última línea. Igual, demasiado poco para un líder.

Por esa razón, Ramón decidió tocar piezas y, ante la lesión de Méndez, mandó a Alvarado para equiparar la lucha en la mitad del campo. Y antes de notar algún cambio, San Lorenzo encontró el gol y se puso en ventaja. Raldes se demoró en la salida, por lo que Gastón Fernández le robó la pelota, corrió quince metros y sacó un derechazo violento que se clavó cerca del ángulo de Alvarez. Con la ventaja, San Lorenzo recuperó su imagen, ya que empezaron a pesar más Ledesma y Adrián González. Además, Central sintió el desgaste, por lo que ya no fue tan incisivo como en la primera etapa, más allá de algunos intentos de Caraglio.

Así, San Lorenzo comenzó a controlar los tiempos, sin producir mucho juego, aunque con oficio para tener la pelota y evitar sofocones en el arco propio. Así terminó de construir una victoria por la que no hizo demasiado, pero que le sirve para confirmar que será un candidato serio.