Hace veinte años, Miguel Angel Jiménez se instalaba en La Plata proveniente de Mendoza, iniciaba su carrera en el Servicio Penitenciario y empezaba a hacer el curso en la AFA para convertirse en árbitro. Hasta hace menos de un año, dirigía partidos en la B Nacional y sólo de manera muy esporádica se había dado el gusto de hacerlo también en Primera División.

“Yo pagué un plan de viviendas de AMTE a fines de los años ’80. Me lo ofrecieron en el trabajo y acepté porque nos habían dicho que a la segunda cuota se firmaba el boleto de compraventa. Era por un dúplex y nunca se concretó. Buscaba mi primera casa, soñaba con tener el techo propio y no pudo ser... También, por arte de magia, mi aporte a la mutual iba a parar a AMTE”, recuerda hoy este ex juez que llegó a ser el secretario general de su gremio, la Asociación Argentina de Arbitros (AAA).

Jiménez, el referí que, sin saberlo, se cruzaría con Juan José Muñoz en el camino mucho antes de que éste se sentara sobre una parva de billetes, es uno de los tantos empleados del Estado damnificados por la mutual que presidía el máximo dirigente de Gimnasia. AMTE dejó un tendal que también involucró a policías bonaerenses y trabajadores afiliados a la seccional La Plata de ATE.

Hoy, cuando ve por televisión al personaje de lentes y aspecto desaliñado que hace dos décadas revistaba como asesor gremial y comenzaba a hacer de las suyas en la mutual, reflexiona sobre dos cosas: “Ahora me doy cuenta de que aquello que sufrí no es casual. Si hasta un día me enteré de que alguien había hecho compras a mi nombre a través de AMTE con un documento falso”.