El presidente de Aguas y Saneamientos Argentinos (Aysa), José Luis Inglese, dijo ayer que el aumento de las tarifas de servicios públicos “no ha sido todo lo que era necesario para recuperar la situación de antes del desastre económico que vivimos a principios de la década de los 2000”. Agregó que “nos han dado el 83 por ciento de lo que hemos pedido y esto nos exige ser eficientes, reducir los costos de operación y mantenimiento. Pero hubo una decisión del Estado de llevar las tarifas a un nivel más razonable”. El funcionario realizó las declaraciones en una disertación del seminario armado por el Centro Argentino de Ingenieros.

Las facturas recibidas en las últimas semanas por los 3,2 millones de usuarios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires exhibieron, según Aysa, un incremento promedio del 297 por ciento, con mínimos del 217 por ciento y máximos del 375 por ciento. La tarifa social, con aumentos algo menores, rige para usuarios con ingresos inferiores a 9900 pesos por grupo familiar.

Inglese defendió “el autosostenimiento económico de la operación y mantenimiento (de la empresa) con recursos tarifarios genuinos. El aumento es lógico”. Mencionó que no se podía mantener los niveles tarifarios previos al anuncio de quita de subsidio. “Cuando asumí teníamos las tarifas más bajas de América latina, y en 2010 hice un estudio global en el que comprobé que el promedio de tarifas de agua y saneamiento en la Argentina, donde Aysa era la proveedora más importante, estaba por debajo de las tarifas de Africa”, manifestó el funcionario. “Era muy sencillo pensar que si seguíamos teniendo tarifas de nivel africano, con el tiempo íbamos a tener servicios de calidad africana”, justificó. La boleta de agua no fue el único servicio con aumentos en los últimos meses, donde tuvo un fuerte impacto para la población el alza de la tarifa de luz y gas, tanto para usuarios residenciales como para fábricas y comercios.