Domingo, 6 de abril de 2008 | Hoy
EL MUNDO › AL MENOS QUINCE MUERTOS A CAUSA DE LA REPRESION POLICIAL DE MONJES
Más de 140 pesonas murieron desde que empezaron las manifestaciones el mes pasado. Ayer hubo quince muertos en las protestas tibetanas en el sudoeste chino. A pesar de la presión internacional, Beijing no dialoga con el Dalai Lama.
En medio de las presiones internacionales para boicotear la apertura de los Juegos Olímpicos, las fuerzas chinas volvieron a reprimir a cientos de monjes y ciudadanos tibetanos. Según Radio Free Asia, una emisora estadounidense aliada a la causa del Dalai Lama, al menos 15 personas murieron ayer a manos de la policía en una provincia del sudoeste chino, donde vive una importante minoría tibetana. Beijing no confirmó estas nuevas muertes, que se sumarían a las 140 víctimas que dejaron las protestas del mes pasado, según el gobierno tibetano en el exilio. Los medios oficiales chinos sólo confirmaron que la policía disparó “como advertencia” para frenar las manifestaciones “violentas” y que un agente habría resultado gravemente herido.
“La policía fue forzada a realizar disparos de advertencia para reprimir la violencia, debido a que funcionarios locales y otras personas estaban en gran peligro”, fue lo único que explicó la agencia de noticias china Xinhua. Radio Free Asia, en cambio, relató cómo cerca de 900 monjes y civiles tibetanos se reunieron ayer desde temprano frente a las oficinas gubernamentales de Tongkor, en la provincia de Sichuan, para reclamar la liberación de dos monjes que hace semanas están detenidos. No se sabe exactamente cómo la protesta terminó en duros enfrentamientos con la policía que resguardaba la entrada de los edificios gubernamentales.
Desde el 10 de marzo se están registrando manifestaciones y disturbios en las regiones del sudoeste de China, donde se concentran las mayores comunidades tibetanas en el país –excluyendo, claro, el Tíbet–. Según el gobierno de Beijing, en la capital del Tíbet, Lhasa, murieron 19 personas desde el principio de las revueltas. Sin embargo, desde la ciudad india de Dharamsala y sede del gobierno tibetano en el exilio, la información es otra. El Dalai Lama denunció más de 140 muertos y cientos de detenidos y desaparecidos.
La noticia de nuevos muertos y más represión llegó en el peor momento para Beijing y para el Comité Olímpico, que enfrentan una lluvia de críticas por seguir adelante con la preparación de los Juegos Olímpicos, a pesar del conflicto tibetano. Ayer la polémica sobre un posible boicot a la ceremonia de apertura volvió a explotar en París después que la Secretaría de Estado para los Derechos Humanos de Nicolas Sarkozy dijera, en entrevista con Le Monde, que su gobierno sólo participará con tres condiciones: “El fin de la violencia contra la población del Tíbet y la liberación de los prisioneros políticos, que se investiguen los acontecimientos tibetanos, y la apertura del diálogo con el Dalai Lama”.
Casi de inmediato Rama Yade desdijo al prestigioso diario y aseguró que nunca habló de “condiciones” y que Sarkozy recién tomará su decisión cuando se aproxime la apertura de los Juegos. Sin embargo, sus palabras provocaron una reacción en cadena en toda Europa, justo cuando la antorcha olímpica se prepara para recorrer el corazón del Viejo Continente. Hoy llegará a Londres, donde ya hay organizadas varias protestas que podrían convocar a más de 500 personas. De los 80 atletas y personalidades que acompañarán el paso de la antorcha, cinco ya han dicho que no irán, en solidaridad con los tibetanos.
Desde el exilio, el gobierno tibetano dirigido por el Dalai Lama evitó hablar de la represión y las víctimas de ayer y volvió a extender una oferta de diálogo a Beijing. “Si China lo invita, podría asistir a los Juegos de Beijing, pero con una condición: que se alivie la represión en el Tíbet”, aseguró el primer ministro, Samdong Rinpoche. “China debe liberar a todos los prisioneros del Tíbet y tratar a los heridos. En caso contrario, si el Dalai Lama va a Beijing para presenciar la inauguración de los Juegos Olímpicos, ¿cómo se sentirían los tibetanos?”, agregó.
A pesar de los esfuerzos de los gobiernos británico, francés y estadounidense, Beijing sigue negándose a abrir un diálogo con el líder espiritual y político del movimiento independentista del Tíbet, a quien hace 49 años obligaron a salir del país. El gobierno chino lo denunció como el cerebro detrás de las revueltas, aunque el Dalai Lama llamó varias veces a los dos bandos a parar con la violencia.
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