El gobierno brasileño logró la aprobación del Presupuesto de Gastos de 2012, que contempla el aumento de inversiones en obras públicas y recibió críticas de sindicalistas por excluir incrementos de salarios a empleados públicos. El Programa de Aceleración del Crecimiento II (PAC II), que incluye grandes obras públicas y saneamiento en favelas, donde viven once millones de personas según un informe oficial dado a conocer el jueves, contará con 42.000 millones de reales, monto equivalente a unos 33.000 millones de dólares.

La infraestructura que demandarán la Copa del Mundo en 2014 y las Olimpíadas en 2016 también recibirá recursos públicos el año próximo, a los que se sumarán los del sector privado responsable por la construcción de estadios, generalmente financiados por el Banco Nacional de Desa-rrollo Económico Social, estatal. El refuerzo de los fondos para estas obras, y otras como las grandes represas amazónicas, es uno de los instrumentos de política presupuestaria con que las autoridades esperan reactivar la economía frente al retroceso observado en el tercer trimestre de este año.

Como parte de esa línea de acción, esta semana Rousseff lanzó un programa, con 2000 millones de dólares, de obras en barrios humildes de ciudades con menos de 50.000 habitantes. Brasil está en condiciones de “ir contra la corriente” recesiva observada en Europa y la forma de evitar el estancamiento es apostar a “trabajo, trabajo y trabajo”, señaló al anunciar los emprendimientos. También exaltó la decisión valiente del Mercosur, que decidió imponer mayores tarifas a una centena de productos importados de fuera del área económica su-damericana, con lo cual se espera favorecer la industria regional.

En suma: a través del presupuesto de gastos y de iniciativas de diplomacia económica, Brasilia trabaja para que en 2012 el Producto Interno Bruto crezca el 5 por ciento, según las previsiones del ministro de Hacienda, Guido Mantega. Esa cifra de expansión, 5 por ciento, sería el 1,5 por ciento mayor al avance que se observará de 2011, según previsiones anunciadas el jueves por el Banco Central, mientras la Confederación Nacional de la Industria pronostica para este año una suba más modesta, del 2,8 por ciento.

Esto indica que Brasil crece a ritmo más lento que varios de sus vecinos, pese a lo cual los índices inflacionarios son altos y pueden superar, según el Banco Central, el 6,5 por ciento en 2011, techo fijado por el gobierno. Por temor a que la inflación se dispare en el próximo ejercicio, el Presupuesto excluyó el aumento demandado por jueces, empleados públicos y jubilados, dando lugar a protestas que llegaron incluso al recinto de debates del Legislativo en Brasilia.