La oposición paraguaya apuesta todo a terminar con seis décadas de reinado colorado. Después de varias idas y venidas, los principales partidos y decenas de organizaciones sociales y sindicales se unieron en la noche del martes para crear la primera alianza de todos los sectores opositores contra un gobierno liderado por el Partido Colorado. La llamada Concertación Nacional se creó en medio de un fuerte cruce entre la oposición y el presidente Nicanor Duarte Frutos, por sus intentos de reforma constitucional para reinstalar la reelección presidencial. En el documento que formaliza la alianza, los dirigentes políticos aprovecharon para criticar al oficialismo: “Un Estado con la participación de todos para alcanzar un país limpio y decente, donde no haya más ladrones públicos sin castigo”, propuso la oposición.

Los cinco principales partidos de la oposición y varias centrales obreras, nueve grupos extraparlamentarios y unas treinta organizaciones sociales prometieron un cambio “ordenado, pacífico, sin revanchismo ni persecuciones”. El presidente del Partido Patria Querida (PPQ), Pedro Fadul, uno de los hombres que seguramente dirigirán la alianza, afirmó ayer que el principal desafío de la Concertación será superar la desconfianza que ha impedido que la oposición se una en torno de un proyecto presidencial durante los 17 años de democracia. Fadul hace referencia a los intentos fallidos que en los últimos tiempos minaron las posibilidades de imponerse en las elecciones presidenciales. A finales del año pasado, los mismos grupos que el martes firmaron la Concertación se habían unificado para pedir un juicio político contra Duarte Frutos.

A ese movimiento se lo conoció como Resistencia Ciudadana y cuestionaba la candidatura del mandatario para la presidencia de su partido. A pesar de que la Constitución los respaldaba –el presidente no puede tener otro cargo o trabajo durante su mandato–, la Corte Suprema, que una vez más demostró su lealtad, falló a favor de Duarte Frutos. A pesar de esta derrota, el movimiento civil ya había ganado su lugar en la escena política al lograr reunir a 30 mil personas en una manifestación. Pero el anuncio del líder del movimiento, el obispo Fernando Lugo, de que no sería candidato presidencial terminó con los planes para transformar a esa resistencia civil en un movimiento político. Por lo menos, en ese momento. Más de nueve meses después, el rechazo a las ambiciones políticas de Duarte Frutos volvió a cohesionar a los sectores opositores. El primer paso fue el acuerdo que firmaron los cinco partidos de la oposición con representación parlamentaria el lunes pasado para rechazar una eventual reforma o enmienda constituyente, orientada a reinstalar la reelección presidencial, prohibida por la Constitución de 1992.

Curiosamente, la Concertación decidió no presentar ayer a un candidato único a la elección municipal en Asunción. Por un lado, es muy posible que los dirigentes opositores hayan concluido que la alianza todavía no estaba lo suficientemente madura como para elegir un representante. Por otro lado, las encuestas la dan muy arriba a la candidata oficialista, la ex ministra de Turismo de Duarte Frutos, y no sería un buen estreno para la Concertación comenzar con una derrota electoral. Pero una cosa era segura ayer: el 2008, la oposición peleará unida por la presidencia.