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La pista siria y la iraní

Uno de los más graves problemas de la causa AMIA es que, al no estar identificados los asesinos materiales –la conexión local–, gran parte de la investigación se orientó a la conexión internacional, basándose más en declaraciones de opositores al régimen iraní, arrepentidos y expertos norteamericanos e israelíes en terrorismo, que en evidencias. En ese marco, siempre resultó más creíble que el ex presidente Carlos Menem trataba de tapar la llamada pista siria, porque sus mayores compromisos fueron con ese país, no con Irán. Si alguien encubrió no habría sido por los vínculos con el hijo de una persona a la que Menem quería, como Kanoore padre, sino por razones de importancia política. Alberto hijo no tiene el perfil de su padre: ha estado bastantes días preso por dar cheques sin fondos o hacer maniobras de poca monta. No parece un personaje en el que confiarían terroristas de envergadura. Aun así, aquella llamada tiene peso y tal vez partió de alguien de ese entorno. Lo cierto es que el único vínculo del grupo Edul con la pista iraní es que en su agenda figura el teléfono de Rabbani y el de la mezquita. En cambio su relación con Siria, incluyendo los Menem, Yoma y los Al Kassar es más amplia y comprobable.

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