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 Por Mario Wainfeld

Uno de los recelos del Gobierno con las paritarias docentes es que sus números de cierre induzcan a un contagio en las convenciones colectivas del sector privado. Las diferencias, empero, no son menores y los actores lo saben. Las paritarias respectivas van comenzando y tienen su propio tono.

Van avanzando a tranco lento aunque constante las tratativas de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), con los empresarios del sector. El secretario general del proverbial gremio, Antonio Caló, lo es también de la CGT oficial.

La intención del gremialista y del Gobierno es llegar a un difícil equilibrio. Un cierre digno en las cifras, que no resienta el liderazgo de Caló, pero que pueda mostrarse como precedente decoroso para otros gremios. Una convención colectiva tiene varios ítem, los aumentos o mejoras pueden colarse por distintos cauces. Es cuestión de hilar fino y en detalle. Esa es su ventaja esencial respecto de la Paritaria Nacional Docente.

Nadie hablará de “paritaria testigo”, porque la expresión es enojosa y trabuca las tratativas. Pero un acuerdo con la UOM se parecería bastante en su intención (y en los efectos deseados) a las que antaño se realizaban con el camionero Hugo Moyano, actual líder de la CGT opositora. Una referencia no obligatoria ni mecánica pero eficaz para otras paritarias.

Si se llegara a un convenio satisfactorio, también es imaginable que Caló consiga el escenario que tantas veces aupó a Moyano, en otros tiempos: el cierre o la audiencia con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

En el Ministerio de Trabajo se confía en que otros dos agrupamientos muy numerosos pudieran acordar su paritaria anual: la Uocra y los empleados de comercio.

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Entre tanto, más allá de alardes verbales, Moyano está bastante contenido tomando en cuenta su grado de antagonismo con el oficialismo y su estilo. Empezó a armar un paro nacional para abril, sin fijarle fecha. Pero no “calienta” el ambiente, distanciándose bastante de su compañero de ruta, el gastronómico Luis Barrionuevo. Bastante aislado en sus escarceos políticos, “Hugo” deja la impresión de no querer echar leña al fuego, algo que es el pasatiempo preferido de “Luisito”.

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Las dos historias que se reseñaron velozmente, claro, continuarán. El mes que viene será decisivo y es bien probable que ya no sean los docentes los gremios que ocupen casi toda la escena.

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