Domingo, 15 de junio de 2014 | Hoy
Por Horacio Verbitsky
La misma semana en que Lijo indagó a Boudou, el fiscal Eduardo Taiano imputó al jefe de gabinete Jorge Capitanich y a sus predecesores Juan Manuel Abal Medina y Aníbal Fernández por el manejo de los fondos de Fútbol para Todos, otra de las decisiones del gobierno nacional que contrariaron al Grupo Clarín. Lijo y Taiano integran, junto con el ex juez Gabriel Cavallo y con el diputado radical Manuel Garrido, un grupo de amigos a quienes en su juventud se mencionaba como Los Puritanos. Cavallo, su entonces cuñado Lijo y Garrido redactaron hace dos décadas el sobreseimiento de Amira Yoma por la Cámara Federal, cuando trabajaban en la vocalía de Luisa Riva Aramayo. Pese a la audiencia en la que Lijo solicitó y obtuvo el apoyo del papa Francisco antes de indagar a Boudou, los cuatro no son católicos sino protestantes, lo cual originó el apelativo. En el fallido diario Crítica de la Argentina, Cavallo fue socio de Jorge Lanata y del actual abogado de Ernestina Herrera de Noble, Pablo Jacoby. Taiano es el fiscal de la causa en la que se investiga la posible comisión de crímenes de lesa humanidad en la adquisición de esa empresa durante la dictadura militar. Transcurridos cuatro años de la denuncia del gobierno nacional, el fiscal no ha imputado a Magnetto ni al director de La Nación, Bartolomé Mitre. El juez de esa causa es Julián Ercolini, amigo personal de Jacoby. Esta semana, Ercolini también procesó al dirigente democristiano Luis D’Elía por intimidación pública. El delito se habría cometido en la Plaza de la República el 25 de marzo de 2008, cuando D’Elía respondió con un puñetazo a los insultos de uno de los manifestantes que avanzaban hacia la Plaza de Mayo en oposición a la Resolución 125 que estableció las retenciones móviles.
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