Domingo, 30 de abril de 2006 | Hoy
EL PAíS › LA CARRERA DE COTI NOSIGLIA
En 1989, cuando Raúl Alfonsín lo nombró como el más joven de sus ministros, la figura de Enrique “Coti” Nosiglia ya estaba asociada a la idea de oscuridad. “Operador en las sombras”, “monje negro, “cultor de la reserva, incluso del misterio”, dicen las crónicas de la época. Diecisiete años más tarde, esas expresiones pueden volver a utilizarse: sonarán repetidas, pero no han perdido nada de su verdad.
Incluso rearmar su biografía es difícil, tan opacada está por el secreto. Se sabe que a los doce años dejó Misiones, donde su familia tenía una clínica, inversiones en la yerba mate y en la construcción. Tuvo un paso fugaz por la Facultad de Medicina y estudió abogacía, aunque eso poco importa; todo su interés se mantuvo siempre en la política.
Su padre fue viceministro de Salud durante el gobierno de Artura Illia y diputado nacional del ’73 al ’76. Nosiglia se afilió al radicalismo en 1972, para sumarse al Movimiento de Renovación y Cambio de Alfonsín; fue fundador de la Junta Coordinadora Nacional.
La dictadura secuestró a su hermana Magdalena, que continúa desaparecida. Durante el gobierno militar, Nosiglia tuvo su primer acercamiento al aparato del Estado. Su tío Alfredo, presidente del Banco Hipotecario, lo convocó a trabajar como asesor.
En 1982, cuando se iniciaba la reapertura democrática, organizó el acto de lanzamiento de la precandidatura de Alfonsín en la Federación de Box. Muchos temían que quedara grande, pero Nosiglia apostó a la movilización y la llenó con jóvenes. Invitó también a las Madres de Plaza de Mayo. Desde entonces y hasta el día de las elecciones fue clave para la campaña. Sin embargo, cuando Alfonsín asumió la presidencia, buscó para sí un segundo plano, como subsecretario de Acción Social. ¿Era un gesto de humildad? Quién sabe: desde ese cargo tuvo acceso a la distribución del Plan Alimentario Nacional.
“Creo que soy un buen negociador”, dijo en 1987, luego de asumir el Ministerio del Interior, en uno de los pocos contactos directos que mantuvo con los medios. Desde el ministerio afianzaría los vínculos con el menemismo, especialmente con Luis Barrionuevo, con quien se conoce desde su militancia juvenil.
Barrionuevo lo ha dicho por él: “Me une una amistad con el Coti Nosiglia que va más allá de los intereses políticos. Con el Coti tenemos el mismo pensamiento acerca de la democracia y de la alternancia que debe existir. Gracias a esa amistad se logró el Pacto de Olivos, que benefició a Menem en el ’95”. Con Fernando de la Rúa en la Casa Rosada, la figura de Nosiglia volvió a llamar la atención, esta vez como el operador en las sombras de algunos integrantes del gabinete de la Alianza. También como asesor ad honorem: fanático de Boca (Diego Maradona y Guillermo Cóppola han jugado picaditos en su quinta de Pilar), apoyó en su campaña a Mauricio Macri, quien saltaría luego a otros escenarios nacionales.
En los años recientes, tras perder espacio en la política, Nosiglia se vuelve empresario. Sin embargo, con él nunca se sabe. Como todo personaje tras el poder, ¿quién puede asegurar cuánto se ha retirado?
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