Ruben Eduardo López, uno de los dos hijos de Jorge Julio López, recordó ayer con desazón la participación de la familia en los operativos y rastrillajes para reconocer los sitios que frecuentaban antes de la desaparición de su padre. “Recorrimos todos los sitios posibles, sin certezas; nosotros decíamos ‘vamos a tal lado’ y la policía nos acompañaba”, afirmó. Acerca del estado de la investigación, pero haciendo hincapié en los llamados que se reciben en el 911, número para emergencias que tiene la provincia de Buenos Aires y por donde se canalizan las denuncias, aseveró que “ahora ya no son tantos, en los primeros días había un promedio de 70 a 100 por día. Ahora que se incrementó la recompensa a 400 mil pesos por ahí vuelven a aumentar. Aunque no toda la gente llama por plata”, aclaró y detalló que extrañamente en su casa no habían recibido llamados, lo que no sabía si era bueno o malo, porque “lo primero que publicamos fueron nuestros teléfonos particulares y en dos meses nadie nos llamó para decirnos nada. Bueno, sí, nos llamaron dos veces pero para dar alguna información que después no resultó en nada”. Ruben López siguió sosteniendo que cree que su papá “está con alguien conocido de él”, como forma de mantener la esperanza de encontrarlo con vida y lo evocó con orgullo como un hombre de bien y trabajador. “Mi padre siempre fue un hombre de trabajo: fíjense que aquí en Los Hornos todos lo respetan mucho”.