Domingo, 18 de marzo de 2007 | Hoy
El Ministerio de Salud bonaerense puso en marcha un plan integral de prevención que deben cumplir todos los profesionales de los hospitales.
Por Mariana Carbajal
Personal de enfermería, profesionales de salud mental, obstetras y ginecólogos de los hospitales bonaerenses deberán capacitarse en la detección y asistencia de mujeres víctimas de violencia familiar. Además, en todos los centros de atención se deberá brindar un tratamiento especial para las mujeres violadas, a fin de prevenir un embarazo y el contagio de enfermedades de transmisión sexual, como ya ocurre en algunos hospitales porteños (ver aparte).
Las nuevas directivas forman parte de un programa integral de prevención de la violencia sexual y familiar que acaba de elaborar el Ministerio de Salud. El programa incluye tres protocolos, con los procedimientos que deberán cumplirse en los hospitales frente a casos de mujeres golpeadas, violadas y de aquellas que quieren realizarse un aborto no punible de acuerdo al Código Penal (ver nota central).
El programa se creó con la resolución Nº 304, que lleva la firma del ministro Claudio Mate. Se trata de un plan inédito en el país por sus objetivos y alcances. “No queremos que se naturalice la violencia contra las mujeres. Vamos a dar una respuesta integral con un equipo interdisciplinario cuando se detecte un caso”, afirmó Mate. El programa es de gran importancia por la incidencia de la violencia familiar en el ámbito bonaerense (como en el resto del país) y fue elaborado con el asesoramiento de especialistas en el tema de la Red de Monitoreo de la Ley de Violencia de la provincia. De hecho, una de las expertas sería designada para su coordinación.
Sin embargo, aunque sus intenciones son muy buenas, el programa carece todavía de presupuesto asignado. Se pondría en marcha con fondos asignados a la Subsecretaría de Salud a cargo de Carlos Sanguine-tti, un funcionario que ha mostrado compromiso con la temática, según fuentes de entidades que trabajan en la atención de víctimas de violencia.
Lo novedoso del programa es que establece los pasos a seguir en los hospitales no sólo para la atención de una mujer víctima de violencia, sino también para su detección si la paciente no puede –por el mismo cuadro psicológico derivado del maltrato o por temor– contar los padecimientos que está sufriendo. Y una vez identificada la víctima, se enumeran una serie de medidas a tomar para ayudarla a salir de la situación de violencia. El Protocolo de Detección y Asistencia a Mujeres Víctimas de Maltrato –ése es su nombre completo– detalla los “signos y señales de alerta” que deben tener en cuenta los profesionales de la salud. Pueden ser físicos como cefalea, dolor torácico y palpitaciones, traumatismos de diversa intensidad, hematomas en diferentes fases evolutivas, pérdida de piezas dentales, quemaduras, entre otros. También deberán prestar atención a problemas psicológicos que pueda presentar la paciente (como abuso de sustancias, trastornos del sueño, ideación suicida, inseguridad, miedo) y a trastornos sociales (como bajas laborales a repetición, incumplimiento terapéutico reiterado, agotamiento físico y psíquico, partos prematuros, entre otros).
“Es imprescindible que la entrevista se realice a solas, sin la presencia del esposo o familiar acompañante”, aclara el protocolo a los profesionales de la salud mental que atiendan los casos. Además, les advierte que es “una premisa esencial no subestimar el riesgo” al que pueda estar expuesta la paciente en su hogar. Una vez hecho el diagnóstico, deberán establecer “un plan de medidas encaminadas a la atención de la víctima”, que podrá contemplar un tratamiento médico y farmacológico, derivación al dispositivo asistencial especializado o al servicio de salud mental. Todo tendrá que quedar registrado en la historia clínica. “La terapia familiar no está indicada mientras persista la violencia”, dice el protocolo. Y señala que el profesional deberá informar a la paciente sobre la importancia de hacer la denuncia policial de su situación, pero aclara que es la misma mujer la que finalmente deberá tomar la decisión de concretarla en el momento en que estime que está preparada para hacerlo. No obstante, si se evalúa que el riesgo es inminente y se ha configurado el delito de lesión, la pauta de actuación indica que la denuncia debe ser inmediata. Si el riesgo no es inmediato, “se debe trazar con ella una estrategia de seguridad y un plan de huida, para aplicar si es necesario”, indica el protocolo. También detalla cómo es aconsejable realizar el abandono del hogar y da las siguientes recomendaciones:
- Elegir un momento en que la situación hogareña sea tranquila.
- No dar ningún indicio de la intención de huida.
- Conocer previamente los lugares donde puede acudir.
- No difundir la dirección del lugar en el que se va a alojar.
- Evitar los lugares donde pueda encontrarse con el agresor.
- No hay que olvidar que las agresiones más violentas y, en muchos casos aquellas que acaban con la vida de la mujer, suceden cuando se están realizando los trámites de separación o cuando la mujer decide abandonar el domicilio conyugal, advierte el manual.
Como primer paso para su implementación, el programa prevé capacitar en la temática al personal de enfermería, emergencias, salud mental, ginecología y obstetricia.
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