- Luis Derminio estaba temprano en la escuela comercial Nº 7 del centro, como fiscal general del PJ. Antes de llegar, había ido a votar a una escuela distinta, el colegio Nº 26, donde se encontró con diez sobres arriba de la mesa de electores que estaban cerrados y firmados. Derminio hizo una denuncia, preocupado porque, dice, “eso es un indicio de un voto en cadena”. “Es el voto que se entrega afuera de la escuela y que puede reemplazar a otro que sale del cuarto oscuro. Basta que uno solo se pierda, para que empiece el voto en cadena”, explicaba, didáctico. Dejó la escuela convencido de que el responsable de ese tipo de votos son los presidentes de mesa, porque les hacen firmar a fiscales demasiado confiados cualquier tipo de documentación. Pasos más adelante llegó a la escuela del centro. Allí se encontró con un ciego que quiso votar, pero se lo recurrieron porque lo acompañó al cuarto oscuro un fiscal peronista y no el presidente de mesa.

- En Villa Río Bermejito las cosas estaban difíciles desde temprano. Donde el Impenetrable comienza a hacerse monte espeso, las comunidades indígenas se encontraron con una lluvia constante que dificultó llegar a las urnas. Desde una radio local decían que 70 por ciento de los que se habían acercado a votar al comienzo eran indios, pero al final del día los números contaban 1026 votos a favor de los blancos enrolados en los radicales que acompañan al cuestionado intendente Lorenzo Heffner y 993 para el justicialismo, donde se había enrolado Laurencio Rivero, el candidato toba de la comunidad.

- Entre los que adhirieron al PJ se sumaron dirigentes del Movimiento Norte. La lista estuvo empujada desde abajo por todo quien se sintió representado, y entre ellos estuvo uno de los dirigentes de Ctera, Sergio Soto. Durante el día fue uno de los que estuvo de norte a sur llevando y trayendo a su gente para votar. “Esto es como un ring”, dice. “Por arriba vamos juntos pero abajo todo el mundo se hace zancadillas.”