Al menos diez inmigrantes africanos ilegales murieron, otros cuarenta permanecían desaparecidos y setenta fueron rescatados al hundirse la embarcación en la que intentaban llegar a las costas de la isla siciliana de Lampedusa, en el sur de Italia. El accidente se produjo cuando el barco se encontraba unos 15 kilómetros al sur de esa isla, el territorio más cercano a Africa, desde donde llegan centenares de inmigrantes tanto en primavera y como en el verano. Los primeros informes sostienen que el hundimiento se habría producido por una falsa maniobra realizada por un buque de la marina italiana que se había internado en las aguas para interceptar el paso de la precaria embarcación donde iban apretujados los 120 inmigrantes ilegales.

La embarcación fue localizada a la madrugada por una nave de la marina militar italiana, la “Minerva”, pero poco antes de que lograra acercarse a la barcaza, ésta comenzó a hundirse, con cerca de 120 pasajeros somalíes, eritreos, argelinos, tunecinos y marroquíes. Algunos sobrevivientes manifestaron que el naufragio se habría producido por una mala maniobra del timonel de la nave de la marina italiana “Minerva”, según consignó un despacho de la agencia noticiosa Ansa.

En ese sentido se informó que “entre las hipótesis examinadas por los magistrados figura un posible error de maniobra de acercamiento a la embarcación de parte de la nave militar italiana ‘Minerva’”. Como consecuencia del naufragio murieron cuatro mujeres y seis hombres, mientras que 70 personas fueron rescatadas, de acuerdo con lo informado por la Capitanía de Palermo, que coordina las operaciones de socorro.

De las tareas de rescate participaron una corbeta de la marina y ocho buques de distintos cuerpos del ejército y policía italiana, además de un helicóptero y un avión de reconocimiento. La barcaza había zarpado de un puerto de Libia conocido por ser un punto de partida del tráfico de inmigrantes ilegales hacia Europa.

Los cinco responsables de la embarcación que naufragó, de nacionalidad libia, fueron arrestados y la fiscalía de Agrigento (Sicilia) abrió una investigación para determinar las causas del accidente. Decenas de embarcaciones fueron interceptadas en las últimas semanas, en el sur de Sicilia, provenientes de Libia o Túnez, que llegan con inmigrantes ilegales. Como consecuencia del naufragio, el ministro italiano del Interior, Giuliano Amato, consideró “un crimen” el tráfico organizado de inmigrantes ilegales.

A través de un comunicado instó a “eliminar de una buena vez para siempre a todas las organizaciones criminales que diariamente ponen en peligro tantas vidas en el cruce del mar Mediterráneo”. “Espero que la Justicia se consagre a la búsqueda de los responsables. En esta labor tendrá el entero apoyo del gobierno italiano y de otros gobiernos interesados”, agregó el funcionario. Las autoridades italianas continuaban esta tarde en la búsqueda de otros eventuales sobrevivientes del naufragio, aunque todo parecía indicar que las tareas iban a ser infructuosas.