SOCIEDAD › UNA PREVENCIóN INVISIBILIZADA

Médicos y pacientes

 Por Pedro Lipcovich

Dos estudios de campo, en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, mostraron que “la necesidad de prevenir enfermedades cardiovasculares en las mujeres está invisibilizada, entre ellas mismas y entre los médicos. Los ginecólogos podrían ser importantes agentes en esta prevención, pero “suelen ocuparse del tema cuando la mujer ya entró a la menopausia, en vez de haber empezado 30 años antes”. Las mujeres de sectores sociales desfavorecidos empiezan a tener problemas cardiovasculares ocho años antes que las de clase media.

“En muchos casos, ni las mujeres ni los médicos que las atienden prestan suficiente atención al riesgo cardiovascular”, sostiene la psicóloga Débora Tajer –profesora adjunta de Estudios de Género y de Salud Pública/ Salud Mental II, en la Facultad de Psicología de la UBA–, a partir de dos recientes trabajos de investigación realizados por su equipo.

Uno de los trabajos se efectuó sobre médicos y pacientes de dos hospitales públicos y una institución privada de la Ciudad de Buenos Aires. “Entrevistamos a los ginecólogos, ya que son los médicos que atienden habitualmente a las mujeres en edad reproductiva, mucho antes que los cardiólogos: cuando les preguntábamos si trabajan en la detección de factores de riesgo cardíaco en mujeres, nos decían que sí, pero cuando indagábamos más resultaba que empiezan alrededor del climaterio, es decir, tardíamente”, cuenta Tajer, y advierte que “no está en la racionalidad de muchos médicos, y ciertamente de muchas mujeres, el hecho de que el riesgo vascular se construye a lo largo de la vida, aunque tal vez se exprese recién en el climaterio. Si no hubo controles previos de la presión, del colesterol, si no se promovió un estilo de vida saludable, cuando se detecta el riesgo ya se perdieron 20 o 30 años.”

La otra investigación incluyó “una comparación entre un hospital de la zona sur del conurbano bonaerense, que es de alta complejidad pero con población de bajos recursos, y una institución privada de la Capital: encontramos que las mujeres que se atienden en ese hospital tienen, en promedio, ocho años menos que las mujeres de la institución privada; es decir, enferman más tempranamente. Y es porque sobrellevan más carga de riesgo: no tienen tiempo para cuidar de sí mismas, no suelen hacer actividad física, no comen adecuadamente. A veces se imaginariza que la mujer en riesgo cardíaco es la que hace vida de empresa o de alta competitividad, pero es sobre todo la de sectores populares”, explica Tajer, y concluye: “La necesidad de hacer prevención de enfermedades cardiovasculares en las mujeres está invisibilizada. Es necesario trabajar con los médicos y con las mujeres: nos cuesta pensarnos como grupo de riesgo”.

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