Unos treinta de ellos evocaron con emoción el recuerdo de los 35.000 brigadistas de 52 países que en octubre de 1936 llegaron a España para respaldar a las fuerzas republicanas en su combate contra las tropas nacionalistas de Francisco Franco, meses después de iniciarse la Guerra Civil española (1936-39).

"Hemos librado la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial contra el fascismo", recordó el alemán Kurt Julius Goldstein, que a sus 92 años se acuerda de la encarnizada defensa de Madrid, en noviembre de 1936, contra los ataques franquistas al grito de "­No pasarán!".

Sobreviviente de Auschwitz, entregado a los nazis por el gobierno colaboracionista francés de Vichy, Goldstein es uno de los últimos grandes testigos del Holocausto.

"Llevamos a España en el corazón", explicó Goldstein durante un homenaje a los "voluntarios de la libertad" que la izquierda española -promovida por la coalición Izquierda Unida (IU, pro-comunista)- les brindó el lunes en el hemiciclo del Congreso de los Diputados, donde 70 años después, uno de sus dirigentes aprovechó para gritar un nostálgico "­Viva la República!".

Lise London también estaba en España en aquel entonces. Trabajó junto al dirigente francés de las Brigadas André Marty en el cuartel general de Albacete (sudeste), antes de integrarse a la resistencia en Francia y pasar, también, por los campos de la muerte, como su marido, el comunista checo Arthur London, autor de "La confesión".

Con voz temblorosa pero extrema lucidez, Lise London fustiga el abandono "imperdonable" en el que las democracias occidentales -empezando por Francia e Inglaterra- dejaron al Frente Popular en España, mientras que solamente "las tropas extranjeras fascistas" de Alemania e Italia permiteron que Franco ganara la guerra.

Setenta años después quedan pocos supervivientes, menos de 300 de los 35.000 brigadistas. Unos 10.000 murieron en combate tras ser enviados de forma abusiva a primera línea del frente, casi sin armamento.

Casi todos tienen más de 90 años y quieren transmitir su mensaje a las jóvenes generaciones, como Lise London, que a menudo habla de la Guerra Civil española a los escolares franceses.

"Es importante que el pueblo español recupere la memoria de la Guerra Civil y comprenda que aquellos que lucharon junto a la República tenían razón", estimó Moe Fishman, de 91 años, veterano de la brigada norteamericana Abraham Lincoln (2.800 miembros y 900 muertos).

El debate sobre la "memoria histórica" en España se acentuó desde la llegada al poder en 2004 del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, nieto de un republicano fusilado por los franquistas, pues su gobierno quiere rehabilitar a las víctimas republicanas olvidadas de la guerra y de cuatro décadas de dictadura franquista.

Las Brigadas Internacionales, que participaron en las grandes batallas de la Guerra Civil de Jarama a Teruel hasta fines de 1938, estaban formadas por 10.000 franceses, 5.000 polacos, 5.000 alemanes y austríacos y 3.500 italianos del "Batallón Garibaldi", pero también participaron ingleses, estadounidenses y canadienses.

También había rusos, y uno de ellos, George Sossenko, se pregunta todavía cómo "estudiantes y obreros mal preparados", cómo "turistas munidos de fusiles", pudieron "defender la democracia española".

La heroica imagen de los voluntarios internacionales fue propagada por el fotógrafo Frank Capa o los escritores Ernest Hemingway y André Malraux, entre otros. Las brigadas partieron de España en noviembre de 1938.

"La Lasionaria", la dirigente comunista Dolores Ibarruri, les había dicho por entonces: "Volved..." Y así lo hicieron esta semana para su 70 aniversario, que para algunos de ellos habrá sido la última vez.

Fuente: AFP