Domingo, 1 de junio de 2008 | Hoy
DEPORTES › CORRUPCION EL GERENCIADOR DE TALLERES DE CORDOBA FUE DETENIDO EN CAPITAL
Carlos Ahumada Kurtz, el hombre fuerte del club cordobés, recibió una orden de captura desde México bajo el cargo de “presunto fraude”. El club León le reclama dos pagarés no cubiertos por unos cinco millones de pesos.
Por Gustavo Veiga
Como en las viejas películas de cowboys, pero en la página de Interpol, apareció bajo el cartelito de Wanted (buscado) la fotografía de Carlos Ahumada Kurtz. El comisario inspector Alejandro Di Nizo sabía cuál era su misión: detener al reo y hombre fuerte de Talleres de Córdoba que se encontraba en un departamento de la calle Riobamba al 1200. La orden de captura librada por un juzgado de México contra el gerenciador del club, bajo el cargo de “presunto fraude”, estaba a punto de ser cumplida cuando un Peugeot 807 conducido por Martín Vilallonga (ex delantero de Independiente, Racing y Lanús, entre otros equipos), salió de la cochera del edificio y fue interceptado por la policía. El oficial de la Federal algo sospechó. Oculto en el baúl del automóvil viajaba el empresario que administra una de las instituciones más populares del interior.
De ese modo resultó sorprendido in fraganti “el señor de los sobornos”, como se lo conoce en su patria adoptiva (es cordobés pero vivió 32 años en México) y terminó conducido al Juzgado Federal N 9 de Comodoro Py. Allí le tomó declaración durante varias horas el magistrado Octavio Aráoz de Lamadrid. Liberado después de pagar una fianza, el empresario anunció que hoy estaría en Córdoba siguiendo a su equipo ante la CAI de Comodoro Rivadavia en un partido clave para evitar la Promoción o el descenso directo. Resta definirse si lo extraditarán por una deuda que contrajo cuando era el dueño del club mexicano León.
Ahumada Kurtz se empecinó en negar su detención a manos de Di Nizo, el jefe del Departamento de Interpol, incluso cuando éste y su colega Osvaldo Magnoli ya habían comentado con lujo detalles el operativo a medios de Córdoba y México, los dos lugares donde se trató más en detalle la información. “Determinamos que un vehículo particular marca Peugeot 807 era conducido por el señor Martín Vilallonga, que también es gerenciador. Se lo identificó y se le pidió que abriera el baúl porque el personal advirtió algo raro. Y cuando abrieron se encuentran con que este hombre estaba escondido en el baúl. Se produjo la inmediata detención de Ahumada”, dijo el oficial a cargo del operativo citado por el diario La Voz del Interior en su edición de ayer.
Además de desmentir a Di Nizo, el empresario se preocupó por llamar a Hugo García, un periodista de aquel medio que investiga todo lo que ocurre en Talleres, para mencionarle que nunca había sido arrestado como detallaba un pormenorizado despacho de la agencia DyN. El cable, no obstante, empezaba así: “El gerenciador de Talleres de Córdoba, Carlos Ahumada Kurtz, fue detenido hoy (por anteayer) en esta capital por pedido de la Justicia mexicana...”.
A esa altura, se agregaba otro testimonio coincidente con la descripción del jefe de Interpol y la agencia. El doctor Enrique Ostos Garza, abogado mexicano de Ahumada Kurtz, admitía que su cliente estaba detenido, aunque también anticipaba que iba a salir en libertad porque el delito que se le imputa “no es grave” en Guanajuato, el estado mexicano desde donde partió el pedido de extradición. Enterado de lo que había dicho su letrado, el escapista lo descalificó: “... no creo que haya estado en perfecto estado”. ¿Qué habrá querido sugerir? Sólo él lo sabe.
De Guanajuato es el club León, que provocó las actuales tribulaciones del empresario. El 19 de abril de 2002, un tal Roberto Zermeño Vargas, ex propietario del equipo con el que había salido campeón en 1992, se lo vendió a Ahumada Kurtz. El León descendió al toque, pero su nuevo dueño conseguiría lo que, todavía hoy, se publica como un éxito en la página de Internet www.carlosa humada.com: “... logró en menos de un año devolverle la dignidad al club León con una visión integral que incluyó la adquisición de un complejo deportivo, la creación de fuerzas básicas (nuestras divisiones inferiores), la instauración de una escuela infantil de fútbol que llegó a contar con 600 alumnos, la creación de un equipo femenino, la formación de entrenadores y la rehabilitación del estadio León...”.
Ahumada, a secas, siempre gozó de popularidad en el León. Inclusive, mientras permaneció en prisión alrededor de tres años luego de ser detenido en el Distrito Federal por el resonante caso de los videos donde se había filmado a sí mismo sobornando a políticos mexicanos. El empresario les ha reconocido ese tributo a los hinchas: “Han mostrado su cariño y solidaridad de las más creativas formas: camisetas, mantas, porras, corridos, mensajes, pulseras, oraciones. Incluso (dice su propia página web) organizaron una megamarcha y fueron a echarle porras afuera del reclusorio”.
León acaba de perder la chance de ascender frente a los Indios de Ciudad Juárez. Y sus seguidores demandan, varios años después, el regreso del cordobés que tiene más de mariachi que de músico cuartetero. Ahumada, a quien le reclaman en México dos pagarés no cubiertos por unos cinco millones de pesos argentinos, tiene aspiraciones de recuperar al León, donde distribuyó por doquier camisetas con su fotografía (en Talleres hizo algo semejante, aunque las remeras que repartió el 20 de marzo pasado decían “Gracias Carlos Ahumada”).
A no ser que lo extraditen, es improbable que consiga volver al país donde se hizo famoso como empresario en negocios con el Estado. El procurador general de Guanajuato, Daniel Chowell Arenas, sostuvo en un documento: “A la fecha, 29 de mayo de 2008, la Dirección General de Extradiciones comenta que el trámite de extradición continúa, que la petición fue enviada en solicitud formal procediendo la elaboración de la ficha roja del indiciado, es decir, Interpol lo identificó como el presunto responsable del delito que se le imputa, con la finalidad de proceder a la búsqueda y localización del indiciado en territorio extranjero”.
En eso estaba el comisario inspector Di Nizo cuando Ahumada fue descubierto en el baúl del Peugeot 807 que manejaba Vilallonga, su hombre de confianza en Talleres y presidente de Ateliers, la empresa que lo controla. En Córdoba, la noticia explotó como un misil dirigido al corazón de otros hinchas, no menos crédulos que los del León. El empresario supo ganarse la confianza del público de Talleres con medidas como la recuperación de la iluminación en el estadio La Boutique o la contratación de varios futbolistas que venían de jugar en Primera división. De nada le sirvió. Su equipo, el mismo donde brillaron José Daniel Valencia, Daniel Willington, Luis Galván, el Hacha Ludueña y la Pepona Reinaldi, peligra en la B Nacional.
Ahumada Kurtz tiene ahora dos problemas. Uno en México y otro en Córdoba. Desde la página web donde reproduce noticias sobre su querido Talleres, sonríe como un hombre feliz. No se entiende por qué. O sí: quizá piense que el baúl de un auto pueda ser un buen escondite para huir hacia ninguna parte. El diario mexicano La Jornada lo explicó de otro modo: “Ahumada intentó escabullirse dentro de la cajuela de un coche y salir del edificio donde vive”.
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