Poco y nada le sirve el punto a Independiente. No le asegura su pasaporte a la Copa Sudamericana, no se pudo dar el gusto de condenar a Racing a la Promoción y tampoco logró demostrar en la cancha la diferencia que marcan los números de la tabla. Poco y nada le sirve el punto a Racing. No consiguió hacer del clásico la plataforma anímica para empezar a confiar en lo que tiene, no le significa demasiado en la lucha por evitar la Promoción y tampoco encontró al menos una alegría dentro de un panorama cada vez más delicado.

Poco y nada fue lo que hicieron ambos para llevarse algo más que lo que se llevaron. El equipo de Borghi por momentos demostró ráfagas de buen fútbol, fue un poco más prolijo, pero con el correr de los minutos y después de un par de sustos que le dio Sava y que pudieron haber inclinado la balanza para el lado de los de Llop, todo volvió al ritmo monótono y los dos a cuidar el cero como un tesoro. A dejar todo para no perder. Porque mucho hubiese significado la derrota tanto para uno como para otro. Independiente no quería cargar con la dura mochila que hubiese significado inflar anímicamente a su rival de siempre de cara a la dura recta final que se le presenta. Y Racing evitó el golpe más fuerte. Acostumbrado a recibir de todos lados en los últimos tiempos –chatarreros, Agüero, Noir, etc.– esquivó un impacto que podría haberlo hecho caer definitivamente.

En el arranque el equipo de Borghi parecía más suelto. El duelo de los Sosa era claramente para Ismael –el delantero de Independiente–, que le ganó todas las veces que encaró a Franco –el lateral de Racing–. Por ese sector, el local tenía vía libre y superioridad numérica, ya que Chatruc se tiraba al medio, intentando ser una especie de enganche y dejando un hueco que aprovecharon Fredes y Mareque. Así el Rojo tuvo dos chances muy claras para ponerse en ventaja. A los 18, Denis –uno de los mejores del juego– encaró por derecha, la cambió para Sosa, quien definió con zurda, mordido y salió al lado del poste izquierdo de Martínez Gullota ante la arremetida de Denis, que no pudo empujar al gol. Y a los 35 lo tuvo Fredes, cara a cara con el arquero, tras una buena jugada por derecha, pero Franco Sosa sacó la pelota en la línea cuando Martínez Gullota ya no podía hacer nada.

Racing padecía el partido. Veía que Pusineri ganaba el medio, que Denis pivoteaba y que Sosa encaraba. Y no reaccionaba. La primera parte se fue sin un solo tiro al arco de un jugador de celeste y blanco.

El inicio del segundo tiempo tuvo un matiz similar. Borghi mandó a Mareque al medio, dejó línea de tres en el fondo y buscó presionar más arriba. Pero después de un par de sacudones el equipo de Llop se acomodó. Los cambios le mejoraron la imagen: Zuculini le dio dinámica por el sector izquierdo y le permitió a José Fernández –de buen debut– soltarse y llegar por sorpresa mientras que el paraguayo Bonet solucionó los problemas del sector derecho y pasó con velocidad al ataque. En la primera que tocó, buscó a Sava, quien entrando por el medio estiró la zurda y la pelota dio en el travesaño. Dos minutos después, el colorado tuvo otra, de cabeza, que salió al lado del palo derecho. Del otro lado, las modificaciones de Borghi no ayudaron mucho: Montenegro jugó poco, el paraguayo Cristian Ledesma facilitó el trabajo de los dubitativos centrales de Racing y la línea de tres rápidamente volvió a sumar un integrante.

El empate fue lo más justo. Se acomodó perfecto a un clásico en el que perder podía significar mucho. Y el cero fue lo más lógico. Estuvo acorde a un partido en el que hicieron méritos para quedarse con poco y nada.

Comentario: Mariano Verrina.