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Desde Río de Janeiro

Si se piensa sólo en los antecedentes, Bosnia se presenta un rival accesible para la Selección. Dos veces se enfrentaron en partidos amistosos, y en ambas oportunidades se impusieron los argentinos. La última vez fue a finales de 2013, cuando el equipo de Alejandro Sabella venció 2-0 con goles de Sergio Agüero; la primera ocurrió en la previa al Mundial de Francia y el seleccionado argentino de Daniel Passarella consumó una goleada por 5-0.

Sin embargo, la Argentina no debería confiarse ni dormirse en los laureles. El gran presente de Bosnia, que le permitió ingresar por primera vez a una Copa del Mundo –estuvo dos veces cerca de lograrlo, pero cayó en los repechajes frente a Portugal y aquí en Brasil es el único seleccionado debutante—, se refleja en la contundencia que le permitió adjudicarse el Grupo G de las Eliminatorias europeas con 25 puntos sobre 30, lo que representa un 83 por ciento de efectividad; pero, además, logró otra marca que muestra como ningún otro indicador su fortaleza como equipo: en esos diez partidos disputados anotó 30 goles.

Es precisamente ese poder ofensivo el que debe ocupar por estas horas previas la mente de Sabella, que durante la semana ensayó con una línea defensiva compuesta por cinco hombres: con Zabaleta, Campagnaro, Fernández, Garay y Rojo. El cambio de esquema del 4-3-3 a un 5-3-2, para contener el poder de gol del artillero del Manchester City, Edin Dzeko –el único punta del seleccionado balcánico a quien Agüero y Zabaleta han elogiado en varias oportunidades, ya que lo conocen a la perfección por ser compañeros de equipo—, le dio buenos resultados cuando la Argentina se impuso en el amistoso de Saint Louis, Estados Unidos.

Si bien Sabella prefiere ocultar sus armas, el entrenador de Bosnia, Safet Susic, quien participó con la selección de Yugoslavia en los mundiales de España ‘82 e Italia ‘90, no duda en afirmar que la voluntad de su equipo es ofensiva. Music utiliza un solo volante de contención y apuesta a la velocidad de sus volantes externos para atacar por los laterales y desde ahí abastecer con centros a su extraordinario goleador, que cuenta con un buen remate de media distancia. Los bosnios dieron una muestra de su poder de fuego cuando en su bunker de Guarujá, a unos 80 kilómetros al este de San Pablo, golearon 5-1 a un combinado de juveniles de Santos.

La Argentina deberá encontrar la fórmula para entorpecer la buena sociedad entre Dzeko y el volante de la Roma Miralem Pjanic, quien suele abastecer con pelotazos largos y precisos al goleador del City.