Jueves, 8 de abril de 2010 | Hoy
ECONOMíA › LA RECUPERACIóN DE LA ECONOMíA JUGó A FAVOR DE UNA MEJOR DISTRIBUCIóN DEL INGRESO EN 2009
El indicador de distribución del ingreso muestra una mejora relativa de los sectores de ingresos bajos y medios.
La distribución del ingreso mejoró en el cuarto trimestre de 2009, según los datos del Indec. En las distintas mediciones publicadas en el informe trimestral del organismo se visualiza una reducción de la desigualdad, que acompañó a la recuperación económica que se registró en la última parte del año. El avance en el empleo y el aumento de salarios permitieron lograr este resultado. El impacto de la asignación universal por hijo recién se verá en el primer trimestre de este año.
El coeficiente de Gini para el ingreso total por familia cayó a 0,409. En el tercer trimestre ese valor se ubicó en 0,422 y en el último período de 2008 era de 0,414. Esta medición estudia la desigualdad, siendo uno el valor resultante de la peor distribución posible y 0 para la mejor. El 10 por ciento más pobre de las familias percibió el 1,7 de la suma total de ingresos, mientras que esa misma porción de las familias más ricas se apropió del 29 por ciento. La diferencia es de 17 veces. En el tercer trimestre, esos valores se ubicaron en 1,6 y 30 por ciento respectivamente, un diferencial más amplio, de 18 veces.
Otro indicador robusto para medir la desigualdad surge de tomar los dos deciles más pobres y los dos más ricos. El grupo más pobre pasó de recibir el 4,7 por ciento en el tercer trimestre al 4,9 en el cuarto. En tanto los más ricos perdieron participación del 47,2 al 45,8. Con este indicador se evita darles tanta relevancia estadística a los extremos.
Esta dinámica positiva en la distribución del ingreso se explica por el efecto del repunte en la actividad económica. Salvo la construcción, que cayó 0,7 con respecto al tercer trimestre, algunas de las variables de mayor relevancia, según cálculos del Indec, mostraron buenos desempeños. La producción industrial creció 5,7 por ciento respecto al tercer trimestre, y las exportaciones lo hicieron en un 14 por ciento. Sumado a la continua expansión del gasto público, la mejora general determinó que la economía en su conjunto creciera un 1,9 por ciento trimestral.
Esta evolución impactó favorablemente en el empleo, que pasó de 41,9 en el tercer trimestre a 42,4 en el siguiente. En tanto, el desempleo cayó de 9,1 a 8,4 por ciento. Esta dinámica se complementó con el alza en el salario real, por los aumentos de principios de año que estuvieron por encima de la inflación. En este caso, la recuperación general de la economía jugó a favor de la equidad en la distribución del ingreso.
“En la última parte del año hubo una recuperación en casi todos los sectores de la economía. Estuvo acompañada por una mejora en el empleo, que vino fundamentalmente de parte de los servicios, en especial la administración pública”, indicó a Página/12 Mariana González, investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda). En tanto, según un estudio del Cifra, instituto de investigaciones que depende de la CTA, el salario real creció levemente de forma interanual en el tercer trimestre. Si se tiene en cuenta que en el cuarto trimestre los precios crecieron de forma similar a períodos anteriores, la evolución salarial se puede prolongar.
“Pero esto sólo puede atribuirse a los trabajadores registrados, beneficiados por la organización bajo sindicatos fuertes y por programas oficiales de sostenimiento del empleo como el Repro. Los no registrados resultaron más golpeados”, agregó la economista del Cenda. En general, los analistas ponen el énfasis en los problemas de las mediciones oficiales, sobre todo en el segmento no registrado, que podría empeorar el resultado de la evolución de la distribución del ingreso.
En la medición de población ocupada, el Indec refleja en cierto modo la vulnerabilidad de los trabajadores más precarios. El organismo calcula cómo se modifica la apropiación desigual del ingreso comparando los trabajadores en la mitad de la escala frente a los más pobres y los más ricos frente a los medios. Según estas comparaciones, fueron los sectores medios y los más altos los que registraron una mejoría pareja, a costa del empeoramiento relativo de los trabajadores peor pagos.
En cambio, la medición por familia muestra otros resultados. Aquí, los segmentos más ricos perdieron frente a los medios, mientras que estos últimos se mantuvieron en relación a los más bajos. Como la desigualdad total cayó, la conclusión es que los sectores bajos y medios crecieron en paralelo, en detrimento de los más altos.
En tanto, el nivel de ingreso por familia que divide en dos partes iguales a la cantidad de hogares –la mediana– es de 2695 pesos. Este indicador es útil cuando la dispersión de la muestra es tal que el promedio no es el reflejo óptimo. En los extremos el valor pasa de 850 pesos para las familias más humildes hasta 6800 para las más ricas.
Por otro lado, es de esperar que la asignación universal por hijo comience a impactar de lleno en la distribución del ingreso desde el primer trimestre de este año, ya que recién en diciembre se comenzó a pagar a un tercio de los beneficiarios totales.
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