El futuro de Brasil será decidido hoy en la segunda vuelta electoral de las elecciones presidenciales. El mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, buscará la reelección frente al candidato socialdemócrata Geraldo Alckmin en un ballottage que, según las encuestas, tiene el resultado cantado: dos sondeos divulgados ayer coincidieron en que Lula vencería con una ventaja de 22 puntos. El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) logró estirar su ventaja desde la primera vuelta realizada el 1° de octubre pasado, en la que venció con el 48,6 por ciento de los votos, frente al 41,6 por ciento del ex gobernador de San Pablo. A pesar de que a la medianoche del viernes comenzó la veda electoral, ambos candidatos aprovecharon el día de ayer para reunirse con sus seguidores.

Todo parece indicar que Lula tendrá cuatro años más al frente de Brasil. De acuerdo con los sondeos realizados ayer por las firmas Ibope y Datafolha, Lula obtendría el 61 por ciento de los votos válidos, frente al 39 por ciento de Alckmin. Ambas encuestas tuvieron resultados exactos y mantuvieron estables los porcentajes que habían presentado en los sondeos anteriores, por lo que no registraron cambios en la tendencia de los electores en los últimos cinco días. Los dos sondeos fueron realizados ayer, tras el debate televisivo que ambos candidatos protagonizaron en la noche del viernes en la red televisiva Globo, la de mayor audiencia del país. El debate del viernes fue el cuarto de los acordados entre ambos candidatos de cara a la segunda vuelta y después de que Lula se abstuviera de asistir a los debates programados antes de la primera ronda. Según la encuesta realizada por Datafolha, la mayoría de los electores señaló al actual mandatario como el vencedor en el debate televisivo. Lula fue apuntado como el ganador por el 49 por ciento de los entrevistados, frente al 35 por ciento que señaló a Alckmin.

El mandatario protagonizó ayer un desfile triunfal en San Bernardo do Campo, la ciudad que vio nacer su carrera política, apoyado por miles de simpatizantes. Lula organizó una caminata en ese suburbio industrial de San Pablo, donde votará hoy y en donde comenzó como obrero metalúrgico su carrera sindical que lo llevó a la política con la formación del PT. Sudando mucho por el fuerte sol y el calor, Lula, con una sonrisa radiante, fue saludando a “su gente”, apiñada en las veredas portando pancartas, banderas y cantando. “Aquí nací en el sindicalismo, aquí nací en la política. Aquí creamos el PT y la CUT (Central Unica de Trabajadores). Cuando abracé algunos compañeros hoy, mi cabeza volvió a las huelgas del ’78, ’79 y ’80”, confesó Lula. “Todo San Bernardo está con Lula, de eso no hay duda. Tiene mi cara, será un representante mío que llegó al poder”, dijo Edinaldo de Gatto, director de un sindicato metalúrgico de la región. “Que gane Alckmin sería un retroceso. Con Lula esperamos que el futuro del país sea mejor. Mejor en todo, en la salud y educación”, agregó.

Durante la caminata, en la que tuvo su último acercamiento a los electores acompañado del ministro de Trabajo, Luiz Marinho, y de la ex alcaldesa de San Pablo Marta Suplicy, Lula acusó a la oposición de haber inventado el escándalo de corrupción que salpicó a miembros del PT el mes pasado y que lo perjudicó en la primera vuelta. “La segunda vuelta fue una bendición de Dios, porque permitió a los electores analizar mejor las cosas y ver las mentiras de la oposición”, aseguró el jefe de Estado en medio de su paseo. “Yo más que nadie quiero saber dónde comenzó la corrupción”, agregó. Confiada en la victoria, la ex alcaldesa Suplicy dijo que el PT está preparando para hoy a la noche un acto en la avenida Paulista, en el centro financiero de San Pablo y escenario de conmemoraciones políticas y deportivas, con el fin de festejar la posible reelección de Lula. “Va a ser algo sencillo. Apenas tendremos un automóvil con altavoces y nos encontraremos con los militantes”, aseguró.

Por su parte, Alckmin mantiene vivas las esperanzas, a pesar que algunos de sus aliados ya admitieron que es casi imposible revertir los resultados que arrojan los sondeos. “Yo tengo fe. Yo confío, tengo confianza en la elección de mañana (por hoy)”, afirmó Alckmin, ex gobernador de San Pablo, durante una caminata por la ciudad de Río de Janeiro. Tras considerar que “la expectativa es muy buena”, sostuvo que “la población está consciente de que Brasil necesita cambiar”, y que es mediante el voto que las cosas cambian. “Debemos corregir muchas cosas que están equivocadas y es el pueblo el que construye el futuro”, afirmó. Asimismo, se mostró satisfecho con su desempeño durante el último debate televisivo transmitido en la noche del viernes. “La audiencia fue alta y el formato (del programa) fue interesante, porque el elector hizo preguntas de su interés. Me gustó mucho”, declaró.

El médico anestesista que emergió de las urnas del 1° de octubre con un sorpresivo 41,6 por ciento de los votos realizó su paseo de ayer acompañado por sus correligionarios del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y del aliado Partido del Frente Liberal (PFL, derecha). Entre los asistentes estaba el alcalde de Río de Janeiro, César Maia, uno de los que admitió la posible derrota. “En la peor de las hipótesis serán 15 puntos porcentuales de diferencia”, dijo Maia al ser interrogado sobre si las urnas reflejarán lo que vienen diciendo las encuestas. “Por eso vamos a tener un gobierno mediocre y una legislatura totalmente estéril”, agregó el alcalde de Río de Janeiro. Alckmin votará hoy en un barrio de la zona sur de San Pablo, donde vive con su familia.