“Más allá de los montos, el asunto es la escala penal en la que se mueven los jueces: si tienen de 8 a 25 años le van a dar 8 a un policía y 25 a un pobre morocho. Blumberg propicia el aplauso para condenas más duras, como cuando se conoció la sentencia al violador de Morón, que él y la diputada Mirta Pérez se felicitaban mutuamente cuando una radio lo cruzó al aire”, enfatizó la abogada María del Carmen Verdú, de la Correpi (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional). Según su visión, se endurecieron los parámetros de reincidencia y las excarcelaciones, pero “por otro lado hay cada vez más casos de policías y miembros de fuerzas de seguridad imputados y hasta condenados por delitos de homicidio o tortura seguida de muerte que gozan de arresto domiciliario o andan con la pulserita”. Y citó los casos Viera, Bogado y Bazán, en los cuales los acusados están “en su casa, van al juicio caminando libres o directamente están prófugos”.