Las listas de Filmus y Telerman llevaron a las dos encargadas de derechos humanos que tuvo la Ciudad, Gabriela Alegre y Gabriela Cerruti. Con sus aciertos y sus errores, ambas provienen de un mismo espacio político. Sin embargo, la temática no formó parte de la campaña, ni exigió de Macri un mínimo esfuerzo de maquillaje. Temas como el museo de la memoria en la ESMA, con el que no simpatiza el macrismo, no fueron tocados por ninguna de esas candidatas. Es cierto que tampoco los organismos de derechos humanos supieron prever que un cambio de gobierno era muy probable en la Ciudad y que el relevo podría venir desde la derecha y dejaron correr los años sin avanzar en la ocupación del ex campo de exterminio de la Armada. El funcionariado no puede substituir a la militancia, que deberá poner límites en este tema al eventual gobierno de Macri.