Domingo, 5 de marzo de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › EL MISTERIO DE DONDE ESTABA EL SOSPECHOSO VITTETE, EL URUGUAYO
Su defensa dice que estaba en Uruguay, con permiso de la Justicia por su libertad provisional, y nunca estuvo en el asalto al Banco Río. Los investigadores juran que es el hombre de traje que se ve en el video y que lo van a probar sin dudas. Los indicios.
Por Raúl Kollmann
“Luis Mario Vittete Sellanes estaba en Uruguay. Hay varios testigos que dirán ante la Justicia que estaban con él viendo el robo al banco por televisión”, dice el abogado defensor del Uruguayo, Jacobo Grossman. Del otro lado, los fiscales de San Isidro son categóricos: “Vamos a probar que Vittete no sólo estaba en la Argentina, sino en el banco, y que es el hombre de traje gris que comandó la operación armada”. Este contrapunto va a estar en el centro del caso Banco Río en las próximas semanas, porque la diferencia es abismal y consiste, ni más ni menos, en si han apresado a uno de los jefes de la banda o si se trata de un blooper y sólo tienen a dos “culatas” (hombres que actúan armados), una amante y un “ingeniero” improvisado, pero a ningún jefe.
Para los defensores de Marito, el trabajo no será nada fácil. Hay evidencia en su contra, pero los investigadores sostienen que están buscando más pruebas que definirán la situación. Es más, existe un indicio de que los elementos contra Vittete son más que conjeturas: el juez Rafael Sal Lari, que se ha mostrado muy reticente con las órdenes de captura, firmó la del uruguayo, tanto nacional como internacional.
Una de las pruebas fundamentales que existen contra Marito son las comunicaciones telefónicas. En el asalto al banco se utilizaron cinco celulares, todos comprados con identidades falsas. El que estaba a nombre de una mujer, Mariana Arévalo, es el que habría utilizado Vi-ttete, según el vasto análisis que tienen los fiscales.
Desde ese teléfono, Vittete se comunicó antes y después del golpe con dos teléfonos fijos ubicados uno en el departamento de la calle Tucumán, allanado el viernes y que está a nombre del uruguayo, y el otro en el departamento de Rodríguez Peña al 100, perteneciente a su ex pareja, que por otra parte no sería tan ex como dicen.
Registradas en el mismo teléfono hay decenas de comunicaciones con todos los demás integrantes de la banda, que usaron teléfonos a nombre de Ramón Ochoa Ramos (el que estaba en manos de Alberto De la Torre), Cristian Lemos y Evaristo Muñoz. Algunos de esos celulares o los chips fueron secuestrados, por ejemplo, en los domicilios de De la Torre padre, en el de una vecina y en el de Gastón De la Torre.
Desde ese celular, que estaba en el banco a las 12 del mediodía del 13 de enero, hubo comunicaciones a Uruguay con allegados a Vittete. Y hubo llamadas a otro celular a través del cual se reservaron pasajes que Vittete usó.
A este entramado hay que agregarle prueba que se recolectó el viernes en los allanamientos, en especial documentación de una camioneta Ford Ecosport. Según el hombre que vendió el motor fuera de borda encontrado en el túnel y que sirvió para mover los gomones, dos personas fueron las que se presentaron a retirar el motor y lo hicieron en una camioneta Ecosport gris, que según los investigadores es la que se corresponde con la documentación encontrada en Rodríguez Peña al 100, el domicilio de la ex esposa de Vittete. Es más, hay una fuerte presunción de que quienes retiraron el motor fueron justamente el uruguayo y el Beto De la Torre.
Frente al argumento de que Vi- ttete estaba en Uruguay, el informe de Migraciones tiene un agujero llamativo. Marito gozaba de una libertad condicional asombrosa, ya que tiene frondosos antecedentes por robo, incluso una causa por homicidio “muy agravado” en Uruguay, pero aun así pedía y se le concedía autorización para viajar al Uruguay. En uso de ese beneficio, Vittete registra salidas y entradas a la Argentina. Lo curioso es que antes del robo al banco registra una salida, el 13 de enero, día del asalto, supuestamente estaba afuera, pero el siguiente registro en Migraciones es otra salida, no una entrada. De manera que en esta historia hay un episodio inexplicado, una entrada que no figura o fue hecha en forma clandestina. Otro dato que llamó la atención de los investigadores es que Vittete siempre pidió burocráticamente la autorización para salir del país y no hacía ninguna presentación a su regreso. En cambio el 16 de enero, tres días después del asalto, presentó un escrito informando que el día anterior había regresado desde el Uruguay. Quería dejar en claro que al momento del golpe no estaba en el país.
Habrá que ver qué otras evidencias acumulan los fiscales para pedir dentro de los próximos 30 días el procesamiento y la prisión preventiva de Vittete. El FBI norteamericano está trabajando en la digitalización de las imágenes del robo al banco. Si consiguen mejorar muchísimo la nitidez será posible realizar la comparación digital, milimétrica, entre la imagen del hombre del hombre de gris en el banco y las fotos del prontuario de Vittete. Sería una prueba de fuerte impacto, una de las que más se utilizan hoy en día a nivel internacional y que se originó en Alemania.
Hay otra prueba que está en la nebulosa y sobre la que hay cierto misterio. En algún momento se señaló que el hombre de gris cometió el error de apoyar su mano sobre un mostrador y allí habría dejado su huella digital. Los abogados que han tenido acceso a la causa sostienen que esa evidencia no está en el expediente y, por el contrario, hay al menos un testigo que afirma que el hombre de gris usaba guantes. Es decir que esa prueba, que sería lapidaria, parece que no existe o tal vez es la que están trabajando científicamente los investigadores.
La batalla está planteada y tiene la ventaja de ser nítida, sin grises. La defensa del uruguayo dice que estaba en uruguay y los investigadores policiales y judiciales afirman que estaba en el banco. En los próximos 30 días los dos bandos tendrán que exhibir sus cartas y con ellas convencer al juez. Justamente un juez que no es fácil de convencer.
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