Domingo, 5 de marzo de 2006 | Hoy
EL PAíS › LA CIUDAD RECONOCE A SU POETA
Por Susana Viau
Juan Gelman suele contar que cuando le mostró a su madre el flamante ejemplar de Violín y otras cuestiones, ella, simulando indiferencia, le preguntó si pensaba vivir de la poesía. En el fondo, la ex estudiante de medicina nacida en Odessa, la mujer del obrero socialista enrolado en la revolución de 1905, se sentía orgullosa. Desde aquella primera edición, realizada por el grupo El Pan Duro, un nombre que pregonaba de qué lado de la barrera se ubicaban los escritores que lo habían fundado, pasaron 50 años, los mismos que, como el propio Gelman recuerda, “llevo de periodista”, los mismos que tuvieron que transcurrir para poder contestar la antigua pregunta y decir que sí, que a veces se puede vivir de la poesía. Esta semana, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Quilmes y el Gobierno de la Ciudad coincidirán en la oportunidad de un homenaje. La primera lo designará profesor honorario; la segunda, doctor Honoris Causa; el gobierno porteño, embajador cultural de Buenos Aires. O, como prefieren precisar desde la Secretaría de Cultura, “un reconocimiento de la ciudad a su poeta”.
La pertenencia de Gelman a Buenos Aires, o al revés, no es un simple dato filiatorio. El lo ha dicho: nació en Canning y Vera, pleno Villa Crespo, un barrio entonces dividido entre las hinchadas de Atlanta y Chacarita y donde “el pibe taquito”, como lo llamaban por su tendencia al faroleo en los picados, hizo “el escalafón completo: billar, mujeres, organillos, fútbol, milonga y esas cosas”. Pero además –lo que no pudo contrarrestar el secundario “en un colegio egregio” (el Nacional Buenos de Aires)–, la ciudad está adherida al Gelman escrito y hablado, en el tono y en la cadencia persistentemente porteños, pese al exilio y al afincamiento en el exterior. Lo podrán verificar quienes lo sigan a través de la ceñida agenda a la que deberá responder a partir del miércoles 8, cuando en el Museo Fernández Blanco Cristina Banegas convierta en recital el último volumen, País que fue será, considerado el mejor libro de 2004 por la Fundación El Libro. El jueves 9, a las 18, el escritor será investido “doctor Honoris Causa” por la Universidad de Quilmes; el viernes 10, a las 19, Gelman –que ejerció y ejerce el periodismo en las revistas Confirmado y Panorama y en los diarios La Opinión y Página/12– asistirá a un acto en la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires. Harán uso de la palabra Daniel Das Neves, secretario general de la entidad, y Horacio Verbitsky.
El lunes 13, en el Teatro Alvear, luego de la presentación a cargo de Manuela Fingueret, directora de la Casa del Escritor, el secretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad, Gustavo López, lo declarará “embajador cultural de Buenos Aires”. La jornada la cerrarán Hugo Ditaranto, cofundador de El Pan Duro, quien reconstruirá la trayectoria del grupo, y Gelman, que a lo largo de una hora revisitará sus poemas. El confía, sin embargo, en que el acto sea, por sobre todo, “un homenaje a Raúl González
Tuñón, que siempre nos alentó y además prologó el libro (Violín...), precisamente en marzo de 1956, a Manuel Gleizer, el viejo editor que no editaba y que nos prestó su sello, y a todos los poetas jóvenes de hoy que, como nosotros ayer, no consiguen publicar sus libros”. Por fin, como última escala, el martes 14, a las 18.30, la Universidad de Buenos Aires le otorgará el título de “profesor honorario”, una distinción que fuera acordada hace tres años por el Consejo Superior de la UBA.
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