El líder del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, anunció que sólo aceptará recabar apoyos para ser investido presidente del gobierno si el rey se lo encarga. Esto significa que no negociará la formación de un gobierno hasta que el presidente, el derechista Mariano Rajoy acepte el encargo del monarca Felipe VI para intentarlo primero –y fracase– o renuncie de forma definitiva a la reelección. En este nuevo giro, que mantiene en suspenso el futuro político de España, los izquierdistas de Podemos presionaron al líder socialista, Pedro Sánchez, para que se sume al gobierno de cambio y saque al conservador Partido Popular (PP) de La Moncloa.

El líder de la agrupación izquierdista, Pablo Iglesias, sorprendió el viernes a todos al patear el tablero y ofrecer un gobierno de coalición a PSOE e Izquierda Unida (IU), con Sánchez como presidente y él de vicepresidente. Según su primera respuesta pública, el dirigente socialista se mostró dispuesto a explorar esta posibilidad una vez que Rajoy fracase en su intento de formar gobierno. Apenas 24 horas después, con el camino despejado luego de que el líder conservador renunciara a ser el primero a someterse a una votación de investidura y mientras la expectativa estaba centrada en las posibles conversaciones que Sánchez supuestamente se había comprometido a mantener con Iglesias durante el fin de semana, se produjo un cambio inesperado. “El PSOE defiende el cumplimiento escrupuloso de los procedimientos democráticos, y por tanto cree que Rajoy tiene la obligación constitucional de aceptar el encargo real y presentar su candidatura a la investidura o renunciar definitivamente a ella”, manifestaron los socialistas a través de un comunicado. “Mantenerse a la espera, por razones de supervivencia política y personal, amparándose en la existencia de hipotéticas mayorías alternativas, es una irresponsabilidad poco acorde con los intereses de los ciudadanos y con los retos que tiene planteado nuestro país.”

Por eso, ante la nueva ronda de consultas convocada por el rey para la próxima semana, los socialistas insisten en que debería salir nuevamente el encargo de formar gobierno al Partido Popular (PP), vencedor de los comicios del pasado 20 de diciembre.

En su comunicado, el PSOE incluyó algunas líneas que parecían tener como claro destinatario a la agrupación de Iglesias. “El PSOE no va a emprender negociaciones con otras fuerzas políticas para intentar fraguar una alternativa de gobierno estable y, mucho menos, cuando se plantean desde el chantaje y anteponiendo los intereses del partido de los ciudadanos.” En el marco de esta estrategia, Sánchez se contactó ayer con el dirigente del partido Ciudadanos, Albert Rivera, “Coincidimos en que España necesita diálogo. Seguiremos en contacto los próximos días”, escribió el líder socialista en Twitter. En la misma red social, Rivera, el dirigente de la cuarta fuerza política en España, confirmó el contacto entre ambos y también abogó por mantener conversaciones constantes. “Me ha llamado Sánchez, en los próximos días hay que dialogar, desde el acuerdo o desde la discrepancia. Los españoles por delante de la siglas.”

Con su gesto, Sánchez confirmó que su intención, de cara a las eventuales negociaciones para formar un gobierno alternativo al PP, sigue siendo alcanzar un acuerdo tanto con Podemos como Ciudadanos.

Más temprano, Iglesias, le había cedido la pelota a Sánchez. “Hemos hecho una propuesta de gobierno seria y Rajoy ha dado un paso atrás. El cambio es posible. Espero que el PSOE esté a la altura”, escribió en Twitter.

El PSOE contestó con su comunicado: “Las prioridades para construir un nuevo proyecto de país en el que se comprometa una mayoría deben girar, a juicio del PSOE, en torno de políticas e ideas concretas, nunca en torno de tácticas, intereses partidarios o imposiciones unilaterales”, publicó. “Es un momento para el diálogo, la negociación y el acuerdo en interés de España y de los españoles.”

Pese a las expectativas que había generado la propuesta de Iglesias, la forma en que el líder izquierdista hizo su propuesta de entrada no gustó a muchos dirigentes socialistas, especialmente a los líderes. Entre otras cosas porque el líder de Podemos argumentó que su compromiso de gobernar era una forma de garantizar una “coherencia entre los que se dice y se hace”. Y también porque dijo que el PSOE no podría pretender gobernar en minoría con el resultado electoral que obtuvo, apenas 300.000 votos más que Podemos. Al respecto, Iglesias dijo que “la posibilidad histórica” de que Sánchez sea presidente es “una sonrisa del destino que tendrá que agradecer”.

De hecho, estas palabras dieron pie a Rajoy para atacar a Sánchez. “Para ser presidente de España no basta con humillarse e hipotecarse, hace falta un presidente con dignidad, es lo mínimo que se le pide a un político”, sostuvo el presidente del gobierno en funciones y líder del PP, cuya decisión del viernes fue interpretada por los analistas como una jugada para ganar tiempo y esperar a que el PSOE fracase en un intento de formar gobierno. Sin embargo, la tentadora oferta de Iglesias a Sánchez –sólo tendría que firmar para llegar a La Moncloa– aumenta las posibilidades de que, tras cinco años, los conservadores dejen el gobierno.