Que uno esté en el Foro de Davos y la otra en la cárcel no debería sorprendernos. Hace muchos años Quino describió en viñetas las “Vidas paralelas” de ricos y pobres desde su nacimiento a la adultez; esas viñetas se pueden aplicar de manera natural a dónde hoy está uno (o debe estar), Macri, y dónde está la otra, Milagro Sala. Quino dibujó cómo sería el lugar dónde nació un rico y dónde un pobre o una pobre, que podrían ser Macri y Milagro; por ejemplo cómo sería la escuela de uno y otra, como era la casa o algo semejante dónde vivieron uno y otra, cómo fue el primer trabajo de uno y otra, y los siguientes trabajos de uno y otra, como los afectó a uno y otra los temporales de lluvias o los soles, o el invierno, qué medios de transporte usaron o usan uno y otra y también qué hicieron por los demás uno y otra. Entonces solo queda un poco de la sorpresa inicial acerca de por qué uno está en Davos y la otra en la cárcel. Puede decirse que es natural que Macri esté allá reuniéndose con hombres de traje y maletín, con los CEO o los financistas internacionales o los hombres del FMI. Es difícil pensar que allí en ese Foro discutan cómo mejorar las condiciones de vida de la población del mundo, donde el uno por ciento posee casi el 50 por ciento de la riqueza mundial; supongo que discuten cosas para ellos serias como ser el precio de las commodities, la tasa de ganancia empresarial y/o financiera, el intercambio de informaciones confidenciales y también no confidenciales, de la necesidad que siempre esté disponible la “puerta giratoria”, de la preservación de los paraísos fiscales y por supuesto del interés que pude lograrse con préstamos de capital y cómo crear deudores o funcionarios que los pidan.

¿Y Milagro Sala? Sigue en la cárcel acusada por un juez de promover tumultos y de desvío de fondos que podrían pertenecer a los necesitados, esos mismos que rechazan tales acusaciones, se solidarizan con ella pidiendo su libertad y acampando pacíficamente en la plaza de Jujuy. Cosas de pobres.

* Profesor consulto, UBA.