EL PAíS › LA CAIDA DE JUAN JOSE GOMEZ CENTURION DEJO A LA VISTA LAS INTERNAS DEL GOBIERNO MACRISTA

Resulta que en el equipo hay camarillas

El caso del suspendido titular de la Aduana está atravesado por varias disputas que también involucran a Patricia Bullrich, Daniel Angelici y la Agencia Federal de Inteligencia. El papel de Mauricio Macri y Elisa Carrió.

 Por Werner Pertot

Mauricio Macri, Gómez Centurión, Elisa Carrió, Silvia Majdalani, Daniel Angelici y Patricia Bullrich.

La caída de Juan José Gómez Centurión dejó expuestas una serie de internas del gabinete. De él con Daniel “El Tano” Angelici. Con la AFI. Con Patricia Bullrich. No obstante, el presidente Mauricio Macri no le retiró el apoyo y hasta se fotografió con él. Y consiguió el respaldo nada menos que de Elisa Carrió. No obstante, si el macrismo tiene previsto cumplir su promesa de no reincorporar al ex director de la Aduana hasta que se lo sobresea en la causa judicial, entonces todo indica que le espera un largo tiempo fuera de la gestión. En Tribunales dicen que cada vez se estrecha más su vinculación con el empresario paraguayo Carlos Oldemar Barreiro Laborda. En el Gobierno le habían advertido que se mantuviera bien lejos de esa persona.

Gómez Centurión fue eyectado del Gobierno con velocidad Warp luego de que la ministra de Seguridad recibiera un anónimo y una serie de audios en los que se lo acusaba de participar de hechos de corrupción. Bullrich le llevó la denuncia a Macri, quien ordenó desplazarlo temiendo la repercusión pública que podía tener el caso. La causa quedó en manos del juez Ariel Lijo, quien comenzó a investigar su relación con Barreiro Laborda, a quien también incriminaban los audios.

Se trata de un empresario paraguayo que fue acusado por una presunta estafa contra el Banco de Boston por la bicoca de 60 millones de dólares. En 1977 fue detenido por la Federal cuando lo encontraron in fraganti llevándose chatarra del río sin autorización. En 1986, fue procesado como presunto integrante de una banda que robó a mano armada 45 autos de alta gama. Fue también investigado por el vaciamiento de una firma consignataria de hacienda en Mataderos.

A mediados de los noventa buscó la amistad del entonces presidente Carlos Menem y se asoció con la Federal en la firma Lo Jack.

En el Gobierno señalan que cuando aparecieron los primeros datos de un vínculo entre este empresario y Gómez Centurión, se le advirtió que cortara esa relación. No hizo caso. Hoy, en la causa judicial, se investiga su vinculación. Las primeras medidas de investigación lo pegan cada vez más: los entrecruzamientos telefónicos que ordenó Lijo muestran comunicaciones fluidas entre Barreiro Laborda, el jefe de courier del aeropuerto de Ezeiza, Gustavo Mariscurrena, y el director de Aduana en el Puerto de Buenos Aires, Edgardo Paolucci, quien fue separado del cargo junto con Gómez Centurión cuando se conocieron los audios.

En Tribunales indican que esas comunicaciones complican a Gómez Centurión y más si Barreiro Laborda hablaba en nombre de él. El ex director de la Aduana sostiene que el empresario funcionaba como su “informante”. “Un funcionario no tiene que armar investigaciones paralelas. A lo sumo, tendría que haber denunciado en el Poder Judicial lo que sabía”, indican en Comodoro Py. “La corrupción no es sólo económica. El uso de los recursos del Estado es corrupción”, advierte una fuente con acceso al expediente.

Viaje de ida

En el Gobierno, lo que menos convence son las explicaciones de Gómez Centurión para esa relación con Barreiro Laborda. “Si no aclara bien eso, no va a volver”, indica a este diario un ministro que no formó parte de las múltiples querellas del ex militar vinculado a los carapintadas.

La última fue la disputa por el hallazgo de la efedrina con Patricia Bullrich. Si bien ninguno salió bien parado, la sensación en el Gabinete es que su intervención no lo ayudó. Si se imaginaba que con esa denuncia iba a poder forzar su retorno, los funcionarios –ocupados en la organización del mini Davos– señalaron que no movió el amperímetro.

Por el contrario, Gómez Centurión sigue sumando (o haciendo estallar en público) querellas con funcionarios. Un rápido repaso:

- La pseudoefedrina: El ex director de la Aduana se presentó ante la jueza María Romilda Servini de Cubría para denunciar la existencia de 250 kilos de pseudoefedrina en un galpón de la Aduana. Bullrich lo cruzó y dijo que él sabía de ese cargamento porque se lo había informado la Policía de Seguridad Aeroportuaria y no hizo nada. Incluso, había aparecido la publicación en el Boletín Oficial. Tras la discusión a través de los medios, esta semana se conoció que pasaron sin trabas 885 kilos de pseudoefedrina: cuatro cargamentos antes y después del que se disputó Gómez Centurión con Bullrich. Una versión corría en estos días por el gabinete: el ex director de la Aduana había sido considerado para reemplazar a la ministra de Seguridad.

- La AFI: Desde el principio, quedaron involucrados los servicios de inteligencia a raíz de cómo aparecieron las escuchas. Barreiro Laborda le apuntó a la número dos de la AFI Silvia Majdalani, quien responde a Angelici. Gómez Centurión mencionó la posibilidad de que hubiera intervenido el ex espía Antonio Stiuso a raíz de los negocios aduaneros que denunció el Gobierno anterior y que el director de la Aduana le habría cortado. “De ninguna manera fue la AFI”, debió salir a contestar Majdalani. En el Gobierno consideran que los seguimientos y escuchas a Gómez Centurión fueron hechos por privados. “Cualquiera de los afectados paga 5 mil pesos y consigue eso en forma privada”, indicaban en Casa Rosada.

- El factor Lilita: en medio del conflicto, hizo su entrada Carrió, convencida de que Angelici había tenido que ver con que lo echaran a Gómez Centurión. Se sacó una foto con Gómez Centurión, dijo que era una persona honesta, habló en su favor en una comida con el Presidente y hasta consiguió que Macri la emulara y lo recibiera en la quinta de Olivos. Carrió incluso hizo una presentación en la que acusó por el desplazamiento de Gómez Centurión a Stiuso y a Angelici. En ese escrito, indicó una serie de empresas y personas como responsables de cometer delitos tributarios por millones de dólares e indicó que se debía investigar si a Gómez Centurión lo espió la AFI o una consultora privada.

- Los pollos hermanos: La última batalla de esta historia la inició Gómez Centurión contra el abogado Maximiliano Rusconi, que representa a Miguel Paolantonio y Raúl Paolantonio. Los dos hermanos fueron denunciados por Gómez Centurión por presunto contrabando en el fuero penal económico y Rusconi, a su vez, lo denunció al ex director de la Aduana por haber usado supuestamente métodos ilegales para obtener información. La causa iniciada por esa denuncia está en manos del juez Marcelo Martínez de Giorgi. En el Gobierno hay quien asocia a Rusconi a un sector de los servicios de inteligencia. Nadie se anima a decir “Stiuso”. En tanto, Gómez Centurión tiene previsto denunciarlo como el autor del anónimo que le costó el cargo. Sostiene que la denuncia penal contra él de Rusconi fue presentada con minutos de diferencia del anónimo y que ambas son de un estilo similar.

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