Domingo, 17 de septiembre de 2006 | Hoy
EL PAíS › ALICIA KIRCHNER, POSIBLE CANDIDATA EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
El Presidente la mandó medir en el distrito, aunque reconoce que su hermana se siente mejor en Santa Cruz, donde su imagen positiva excede el 70 por ciento. Los nuevos escenarios. Lavagna, afectado por la falta de respuesta del asunto Alvarez. El análisis en la Casa Rosada sobre el ex ministro, Macri y López Murphy. Blumberg, preferido como dirigente social. Los candidatos en provincia y Capital Federal.
Por Sergio Moreno
El presidente Néstor Kirchner trajina hasta el desgaste su nueva muletilla, que encuentra funcional para esta coyuntura de magma político: “Todavía faltan dos octubres”, referencia a la fecha de las elecciones presidenciales 2007, y con ello esquiva con cierto gracejo preguntas demasiado específicas sobre candidaturas y yerbas por el estilo. Descarta, también, con una ironía familiera, la posibilidad de que su hermana y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, vaya a competir por la gobernación en esas pampas salvajes, sitas ahicito nomás de la General Paz. “Si le llego a pedir a Alicia que compita por la provincia me mata: en Santa Cruz mide como 70 puntos a favor”, dice el mandatario en una pequeñísima rueda de allegados. Pero hay un consultor que confió a Página/12 que le fue solicitado medir a la hermana presidencial como candidata a gobernadora en la provincia. En dicho territorio el apellido Kirchner es imbatible. “Faltan dos octubres”, retoma su letanía, irónico, el mandatario. “Estamos muy bien, nos sobran dirigentes y candidatos y hay que esperar. Felipe (Solá) tiene plazo hasta fin de año para definir su situación. De lo contrario, los demás salen a la cancha”, imaginan alrededor del Presidente. Acaso también podría hacerlo Alicia. Pero eso dependerá de cuánto valore el patagónico su integridad física a manos de su hermana, más que seducida por su provincia natal.
Con los potenciales candidatos oficialistas alineados en la provincia más grande del país y el convencimiento de que Juan Carlos Blumberg salió perdidoso de su marcha de hace dos semanas, Kirchner puede mover con cierta calma la mesa de arena y especular la mejor estrategia. La certeza sobre la desdicha del ingeniero está plasmada, en varias tintas, en el último informe efectuado por la consultora CEOP, que conduce Roberto Bacman, sobre los resultados de la movilización jurásica a Plaza de Mayo, donde se chequearon pareceres de 1000 casos, con un error de +/- 3,16 por ciento y un 95,5 por ciento de confiabilidad, durante el 1º y el 5 de septiembre pasado.
Los consultados, que consideran que el primer problema de los porteños es la inseguridad (74,8%), que tienen una valoración positiva del 72% sobre el gobierno nacional y una negativa del 24%, una imagen positiva de Kirchner del 73,4% –negativa del 23,6%–, y que estuvo 72,6% de acuerdo total o parcialmente con la realización de la movilización, consideran que:
- Para un 63,2% la marcha fue convocada por Blumberg hacia la Plaza con una intencionalidad política, más allá del reclamo por la inseguridad.
- Entre en 45,6 y el 39,8% están persuadidos de que la marcha fue el puntapié inicial de la campaña de Blumberg como candidato.
- El 58,3% sostiene que la manifestación fue directamente contra el gobierno de Kirchner.
Tal como dice el Presidente, faltan dos octubres, pero si las condiciones se mantienen sin demasiados altibajos, en la Casa Rosada coligen que el ingeniero sólo podría aspirar a concertar a su alrededor una serie de votos de características muy similares a la variopinta convocatoria que conjuró en la Plaza de Mayo aquella noche de fin de agosto. Nada que eche demasiado temor a las curtidas mesnadas bonaerenses que procesionan tras el patagónico. La mirada presidencial se vuelve, entonces, hacia quien fuera su antiguo colaborador, hoy desafiante y difuso aspirante a la presidencia, Roberto Lavagna.
Roberto
En los principalísimos despachos de la Casa Rosada, donde la impiedad suele campear con un realismo sin concesiones, el ex ministro es viviseccionado a la luz de los últimos acontecimientos que involucran a su operador político Juan José Alvarez –cuyo paso por la SIDE de la dictadura fue revelado por Página/12 hace ya una semana–, pero básicamente por las reacciones que el episodio derramó de parte de su entourage más cercano. “Roberto está desnortado –acomete el funcionario acaso más importante de toda la administración pública–. Se cae en las encuestas debido a, entre otras cosas, las respuestas increíbles que dio sobre el asunto de Juanjo (Alvarez), de su parte y de la de entorno; todas han sido desatinadas”, categoriza.
Según dijo la ponderada fuente, los operadores neoduhaldistas de Lavagna “han tratado de bajar el tema, un tema imbajable, un tema en el cual no se puede transigir. No se puede minimizar el paso por la SIDE del Proceso, sea del funcionario que fuere. La sociedad argentina amerita una autocrítica al respecto. De lo contrario no podemos hablar de calidad democrática. Participar de la dictadura en un centro de represión es un tema mayor. No se puede tocar la puerta en Auschwitz para conseguir dinero para pagar la cuota de la universidad. Nadie salió a decirles a él ni a la sociedad que ésta es una raya que no se puede atravesar, que hasta aquí llegaba la carrera de Alvarez. Que su silencio fue más perjudicial que el de Günter Grass, ya que al menos el alemán, si bien demoró una eternidad que terminó condenándolo, finalmente confesó; Alvarez fue descubierto por una investigación periodística. No se puede tratar de ser un funcionario democrático mientras guardás un cadáver en el ropero. Y sus compañeros de ruta, enceguecidos o shockeados, no se lo pidieron, no lo aconsejaron en el buen sentido. El lavagnismo comete enorme errores políticos que ellos mismos han magnificado”, se ha escuchado reflexionar al respecto al propio Kirchner.
No obstante, en el momento del análisis sobre la instancia de construcción política del lavagnismo, el oráculo excede largamente al affaire Alvarez. En Balcarce 50 observan que el Partido Socialista está cada vez más lejos de acordar, radicalismo mediante, con las huestes del ex ministro; que una parte considerable del MID ha regresado al redil peronista, como supo hacerlo ante cada elección, y que muchas de esa reacciones responden a una serie de entrevistas que el ex ministro de Duhalde y de Kirchner mantuvo con los ex senadores entrerrianos Augusto Alasino, Héctor Maya y con el rosarino ex privatizador de Aguas, Eduardo “Caíto” Cevallos. “La peor ambulancia de todas: es como el tren fantasma”, se ufanan en el primer piso de Balcarce 50, tapando, acaso, alguna viguita ocular propia.
Un momento de incertidumbre
¿Puede un dirigente con cierto prestigio, urbano, internacional e intelectual, plantearle a la sociedad que la alternativa para mejorar la calidad institucional de la Argentina pasa por un acuerdo con los restos del radicalismo de Raúl Alfonsín y con el neoconurbanismo de Eduardo Duhalde? Lavagna ve a parte del Tren Fantasma en el bando oficialista: Luis Barrionuevo, Luis D’Elía, su viejo archienemigo Hugo Moyano, algunos intendentes duhaldistas (que, vaya paradoja, ahora trata de arrimar hacia su vera), etc.
Supuestamente, quien se ofrenda como alternativa debería proponer una prístina oferta indudable, lejos de varios de los nombrados en esta columna, de la SIDE, del terrorismo del Estado, entre otras delicias propias de la historia argentina.
Un habitual consultor político de la Rosada recuerda que a Carlos Menem “nadie le exigía nada”, y que en 1995 ganó con más del 50 por ciento de los votos. Ahora, sus oponentes no podrían tener manchada la camisa ni con una microguarda de tuco. “Así es cuando uno se propone como la transparencia y la calidad institucional”, reflexionaba el contertulio de este diario.
Lavagna especula ahora –luego de haber machacado con el tema del adelantamiento de las fechas de las elecciones 2007 para marzo que finalmente se terminó la semana pasada con el decreto presidencial– con que quiere que Kirchner defina si el candidato será él mismo o su mujer, CFK. Una duda de bajísima importancia para un dirigente que quiere poder, que pretende modificar el destino del país y que intenta ser alternativa al kirchnerismo.
El ex ministro tiene además sus dudas con Mauricio Macri: ha comenzado a especular con que el empresario debería ser su aliado en calidad de jefe de Gobierno de la Ciudad –básicamente para correrlo de la carrera presidencial–, algo que ni López Murphy ni, a esta altura, el propio Macri parecen querer.
Si este hipotético acercamiento se produjese, Alfonsín debería resecar sus pañuelos empapados en colonia de La Franco-Argentina y decirle adiós al ex ministro; escenario calamitoso para las fuerzas que, a fin de sobrevivir, optaron por orbitar alrededor del negociador de la deuda externa.
Otras oposiciones
“Si Macri se animase, y eso está por verse, podría quedarse con el lugar de la oposición en la Argentina, se transformaría en la segunda fuerza con poder de decisión, con diputados, legisladores, concejales. Con futuro e influencia. Su edad le cuadra bien para ese proyecto.” La reflexión pertenece a uno de los dirigentes políticos más importantes del país, emitida ante este cronista.
Blumberg podría devenir en un problema para el empresario: la gente vio el acto de hace dos semanas en Plaza de Mayo como el lanzamiento político del ingeniero y no le gustó (según se desprende de los guarismos del CEOP anteriormente expuestos en esta nota). No obstante, más allá de que Blumberg acentuase su caída en la ponderación social, le ofrendaría votos y legisladores a Macri, nada para intimidar a los corazones inquietos de la Rosada y del pasaje Dardo Rocha. “Para un proyecto de construcción a mediano plazo no estaría mal. ¿Ahora qué tiene? La inmensa posibilidad de volver a perder en segunda vuelta en la Capital. Y eso que nosotros no tenemos aún un candidato definido. Están (Daniel) Scioli, (Jorge) Telerman, (Daniel) Filmus”, sostienen en un despacho importantísimo del cenáculo del poder a espaldas del Río de la Plata.
Por si no bastase, las conjeturas no se quedan en la propia tropa. “Macri tiene a uno bueno: Ricardo López Murphy. El bulldog no tiene ese techo determinante que tiene Macri, podría hasta ganar”, colige acaso quien mejor conoce el laberinto del pensamiento presidencial, en clara diferencia con lo que suele evaluar el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. No obstante, como dice Kirchner, faltan dos octubres. Algo así como dos períodos glaciales en plazos argentinos.
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