Domingo, 22 de octubre de 2006 | Hoy
Ayer llegó de vuelta al país una familia expulsada de EE.UU. después de pasarla muy mal en una rigurosa cárcel texana. Habían comprado papeles “paralegales” que resultaron falsos y sólo fueron liberados por gestión del Consulado argentino.
Fue el fin de su sueño americano. Distendido, con algo de sombra de barba, el cordobés Germán Walker, de 35 años, sonrió y simplemente dijo: “Estamos contentos de estar en la Argentina”. Su alegría era comprensible si se conoce lo que vivió desde el 22 de septiembre, cuando fue arrestado en Estados Unidos junto con otros cuatro miembros de su familia. Todos fueron enviados a una rigurosa cárcel de Texas. Walker fue detenido por la migración texana luego de vivir cinco años y medio en Estados Unidos con papeles que le habían conseguido unos “paralegales”, pero que resultaron ser falsos. Finalmente, tras gestiones diplomáticas, él y su familia fueron deportados hacia Argentina.
Los Walker son una familia cordobesa integrada por Etelvino y Zulma y sus tres hijos varones, Cristian, Germán y Mayco. Todos viajaron a Estados Unidos en mayo de 2001. “Nosotros estábamos en Miami e hicimos un trámite con unos paralegales, que son una oficina de abogados. Hay cerca de 1500 personas estafadas por estos hombres, que antes trabajaban en migración. Apenas llegás, te agarran y te hacen promesas de que te pueden conseguir papeles. Nosotros pagamos siete mil dólares y tramitamos una especie de asilo político”, relató Germán Walker.
Los papeles funcionaron como cobertura por un tiempo. “La verdad es que nos iba bárbaro, habíamos empezado a catapultarnos en todo lo que hacíamos. Mejor no nos podía ir. Mi papá estaba trabajando en South Beach, en un restorán de Robert De Niro”, recordó ya con cierta nostalgia el cordobés. La suerte les duró hasta que empezaron a recibir intimaciones de la migración estadounidense. Recurrieron a un abogado –defensor de varios cubanos exiliados– que presentó varios recursos para impedir que los expulsaran. Todos fueron rechazados.
Finalmente, fueron arrestados el 22 de septiembre pasado. “La detención fue lo peor. Hicieron un operativo en el que nos hicieron sentir el rigor, para que tomes una especie de lección. No te tratan mal, pero psicológicamente te hacen sentir la autoridad, te ponen esposas en los pies, en las manos”, contó Walker.
Una sombra cubrió su rostro cuando recordó su paso por la cárcel de Houston, Texas. “Nos pusieron con gente con condenas muy duras, la mayoría por drogas”, dijo. Su madre agregó que “hay muchos argentinos estafados por estas peticiones de asilo político”. “Te atemorizan, te meten en un avión y te llevan de acá para allá. No te dan información de a dónde te llevan, entonces tenés que recurrir a una cosa más fuerte para poder salir”, relató.
Allí entró a hacer gestiones el Consulado argentino, que luego de varias idas y vueltas consiguió que los excarcelaran el jueves pasado. Por orden judicial los catapultaron, pero no al éxito como creían, sino fuera del país, deportados. Llegaron ayer al Aeropuerto Internacional de Ezeiza a bordo del vuelo 997 de la compañía American Airlines. Walker, quien espera que llegue su esposa embarazada, Fabiana Mastronardi, consideró que su vida en Estados Unidos “es una etapa concluida”, ya que todos tienen prohibida la entrada al país por “diez años, salvo que pidamos como una especie de perdón”.
Walker explicó que su familia volverá a Córdoba, de donde son oriundos.
“Vamos a volver a Villa Allende y estar ahí un tiempo y hay que ver qué hacemos con mi conjunto de música, porque hay un ofrecimiento para ir a España”, afirmó, dispuesto una vez más a probar suerte en la madre patria.
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