Domingo, 1 de marzo de 2015 | Hoy
DEPORTES › EL ESPAÑOL Y JUAN MONACO JUGARAN HOY, DESDE LAS 14, LA FINAL DEL ARGENTINA OPEN
El ex número uno del mundo y máximo favorito del certamen eliminó en un partidazo de semifinales a Carlos Berlocq; el tandilense, por su parte, batalló también duro para dejar en el camino a Nicolás Almagro. El historial no lo favorece en absoluto.
Por Facundo Martínez
Un abismo insondable separa al español Rafael Nadal del tandilense Juan Mónaco, uno de sus amigos en el circuito y a quien hoy enfrentará, desde las 14, en la definición del título del Argentina Open, el ATP 250 de Buenos Aires. El ex número uno del mundo le ganó en semifinales, en partido intenso, al chascomusense Carlos Berlocq por 7-6 (7), 6-4. Mientras que el tandilense tuvo también un duro trámite frente al español Nicolás Almagro, al que derrotó 6-4, 6-7 (6), 6-4.
Una de las bromas más corrientes en esta edición 2015 del ATP porteño es que Nadal vino a buscar a Buenos Aires el título que le falta. Es cierto, el Obelisco que los ganadores del certamen no saben cómo agarrar no está en sus vitrinas, pero hoy tendrá la chance de sumarlo a los 64 títulos que ha acumulado en el circuito ATP.
Las diferencias con Mónaco no pasan sólo por las conquistas: el argentino suma ocho, 60 menos que Nadal, y otras once finales. Ni siquiera por los 71 millones de dólares que el español obtuvo en premios, contra los poco más de siete obtenidos por el tandilense, que llegó a ser número diez del mundo en 2012. Más allá de las diferencias de juego, hay un dominio tenístico prácticamente absoluto del europeo sobre el suda-mericano. Nadal y Mónaco jugarán hoy el séptimo partido de su historial. De los seis anteriores, Mónaco sólo pudo ganar uno, por la segunda ronda del Masters de Cincinatti, sobre cemento y tras el abandono del mallorquín. El resto, siempre sobre polvo de ladrillo, fueron todas caídas más o menos estrepitosas, palizas sin atenuantes. Bastad 2005, Stuttgart 2007, Roland Garros 2012 y el Masters de Madrid del año pasado: no pudo ganarle nunca más de dos juegos al ahora número cuatro del mundo por partido, salvo en la final perdida de Copa Davis 2011, que perdió 6-1, 6-1 y 6-2.
Con esos antecedentes, es esperable que esta nueva final del ATP de Buenos Aires no se parezca en nada al partido que ayer Nadal disputó contra Berlocq, en un estadio repleto y dividido en favoritismo. Esta semifinal bien valió el altísimo costo de las entradas –las más baratas 540 pesos, las plateas 1020 pesos–, porque fue un partido bravo, bien jugado, a pura potencia y con una entrega total del argentino, lo que le valió el reconocimiento y el aplauso constante del público.
Tras un primer set muy parejo, llegó un tie-break realmente increíble. Más allá de cualquier pronóstico, a puro grito y sablazo, Berlocq se encontró 6-1 arriba y el sueño llevarse el set parecía más cerca de lo soñado. Pero Nadal no se lo permitió, ajustó la mira y a puro orgullo fue levantando una a una las pelotas para set y terminó ganando 9-7.
Era previsible que, tras semejante desplante, Berlocq se derrumbase. Sin embargo, un quiebre en el segundo juego lo puso 2-0 arriba. Y ahí nomás se quedó. Porque Nadal volvió a ser Nadal y a pesar del intenso peloteo, fue encontrando huecos para marcar aciertos y diferencias. Así ganó seis juegos seguidos que le permitieron cerrar el set y el partido por 6-2 y alcanzar su 93ª final, ante un público que terminó aplaudiéndolo de pie.
“Cuando uno remonta un 6-1 en un tie-break es porque ha tenido suerte. Carlos es un jugador con garra y con un gran corazón, así que me siento afortunado por haber ganado. Jugó muy valientemente y sacó bien”, comentó Nadal tras su triunfo. “En el segundo set decidí ser más agresivo, más profundo y encontré los golpes que me permitieron ganar el partido.” Nadal jugará hoy su primera final del año. “Me alegro por Pico, es una gran alegría que estemos en la final, sobre todo en un lugar donde siento el apoyo y el cariño de la gente”, remarcó.
Mónaco, por su parte, tuvo un partido durísimo frente a Almagro. “Fue como una película de drama y terror, un partido complicado”, bromeó el tandilense ya con el pasaje a la final. El partido se le complicó solo, sobre todo después de desperdiciar dos puntos para partido en el segundo set. “No pude aprovechar esas pelotas, por suerte me recuperé.”
Mónaco –a quien se lo ve muy motivado, pese al hecho de haber sido excluido del equipo de Copa Davis que recibirá la próxima semana a Brasil– jugará ante Nadal su tercera final en Buenos Aires, luego del título obtenido en 2007 (cuando derrotó al ignoto italiano Alessio Di Mauro 6-1, 6-2, en ese momento 290º del ranking y que nunca más volvió a jugar una final) y luego de perder la definición de 2009 frente al español Tommy Robredo.
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