San Lorenzo se anotó el tercer triunfo consecutivo en siete días, esta frente a Vélez, por 2-1, por la tercera fecha del torneo de Primera División. Antes, justo el sábado pasado, había obtenido una victoria merecida pero ajustada frente a Defensa y Justicia y el martes logró avanzar a los octavos de final de la Copa Sudamericana, al golear a Banfield por 4-1. Y haciendo realidad aquello de que el fútbol es contagio, ayer a la tarde dio cuenta del equipo de Liniers jugando unos primeros treinta minutos de muy buen nivel.

Apenas empezado el partido, a los dos minutos, el local tuvo su primera llegada clara de gol: Mas corrió hasta el fondo de la cancha, resbaló sobre la línea pero pudo levantar el centro para Cauteruccio, que cabeceó solo desde el punto del penal y exigió a fondo a Aguerre. Tres minutos después lo volvió a tener Cauteruccio, pero otra vez encontró la resistencia del arquero visitante. Semejante vendaval de llegadas trajo la consecuencia lógica: San Lorenzo se puso 1-0, a través del golazo de Blanco, con un remate de media distancia. No hacía pie Vélez, claramente superado en el mediocampo, desde donde los dirigidos por el uruguayo Diego Aguirre partían metiendo estocadas profundas por las bandas, sobre todo por el lado de Mas.

Por la ventaja o por la seguidilla de partidos, San Lorenzo bajó el ritmo y le permitió al visitante acercarse a los dominios de Torrico, aunque con escasa claridad. Ese adelantamiento dejó espacios para el contragolpe, pero el conjunto de Boedo no pudo cristalizar ninguno y se fue al descanso 1-0 arriba.

En el complemento, Bassedas cambié el esquema, puso tres delanteros y reclamó más entrega. De ese modo logró emparejar el trámite y dividir el control de la pelota. Y tuvo premio al llegar a la igualdad. Iban 74 minutos cuando el ingresado Tripichio encontró un rebote, le dio de zurda como venía y la acomodó a la derecha de Torrico.

Le duró poco la alegría al visitante. Cuatro minutos después, Blanco corrió por la derecha, mandó el centro al área, Bergessio falló en el control y la pelota derivó hacia Blandi, que no perdonó y marcó el gol de la victoria, el número cincuenta de su carrera.