Domingo, 17 de septiembre de 2006 | Hoy
EL MUNDO › DESPUES DE LA CRISIS BILATERAL, SEÑALES DE PAZ
Brasil quiere mantener una buena relación con Bolivia. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó ayer que “no responderá con bravuconadas” a la decisión del gobierno boliviano de asumir el refinamiento de petróleo en ese país. Lula afirmó además que Brasil tendrá “toda la paciencia del mundo” para negociar con La Paz, pero con límites, mientras que Evo Morales aseguró desde Cuba que “las relaciones con Brasil son excelentes”.
Las palabras del mandatario brasileño tendrían un doble destinatario, ya que además de hablarle al gobierno de Bolivia, que acaba de afirmar que será “inflexible con las petroleras que no acaten el decreto de nacionalización de los hidrocarburos”, el mandatario también apunta al frente interno. “Brasil tiene más responsabilidad porque tiene una economía mayor; porque es el mayor país de Sudamérica. Por eso, no puedo responder como algunos quisieran, con bravuconadas, un grito o una ruptura”, dijo el presidente. Lula reaccionó así ante las críticas de la oposición que lo responsabiliza por los perjuicios de la estatal petrolera Petrobras en el país vecino, y hasta de su propio Partido de los Trabajadores (PT), que reclamó que el presidente sea “más enérgico” con La Paz.
Brasil llegó a amenazar con ir a los tribunales internacionales después de que el Ministerio de Hidrocarburos de Bolivia emitió, el miércoles, una resolución asumiendo el control financiero de las refinerías de Petrobras, tras lo cual la estatal brasileña pasaría a ser una prestadora de servicios. La medida fue congelada después por las autoridades de La Paz, lo cual habría causado la renuncia del ministro de Hidrocarburos, Andrés Soliz Rada. Las negociaciones entre Petrobras y el gobierno boliviano deberán ser retomadas a mediados de octubre.
Según aseguró ayer Lula, “Brasil tiene interés” en seguir haciendo negocios con Bolivia, aunque con el cumplimiento de los marcos regulatorios correspondientes. “Bolivia tiene casi tres mil kilómetros de frontera con Brasil y tenemos interés en mantener la tranquilidad en ese país y en el nuestro. Brasil tiene responsabilidades y obligaciones con sus socios menores”, destacó.
El mandatario garantizó que Brasil “tendrá toda la paciencia del mundo” para negociar con el gobierno de Evo Morales, pero que esa articulación tiene límites. “Si no hubiera de parte del gobierno boliviano interés en realizar las cosas de manera tranquila, ¿qué pasaría? ¿Una ruptura? No quiero que eso pase”, enfatizó. “Y no lo quiero porque trabajo con la hipótesis de que Sudamérica progrese, de que los países que tienen frontera con Brasil tengan una chance”, dijo el presidente. “Yo sé de las necesidades de Bolivia, conozco la situación del pueblo boliviano. Por eso, si puedo ayudar, lo haré”, completó Lula en un acto de campaña para su reelección, en la capital Aracajú, estado nordestino de Sergipe, a dos semanas de las elecciones presidenciales en Brasil.
En La Habana, en tanto, Evo Morales descartó que la relación entre ambos países atraviese una crisis, “como lo demuestran las reuniones que mantuvimos con el canciller Celso Amorim”. Por otra parte, el mandatario boliviano minimizó la situación interna en su gobierno, al afirmar que la renuncia de Soliz Rada estaba presentada desde el 7 de mayo. “Si se quedó hasta ahora fue porque nosotros le pedimos que lo hiciera, para una transición”, afirmó.
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