Domingo, 9 de septiembre de 2007 | Hoy
Después de penetrar los sistemas informáticos de sus rivales asiáticos, los hackers chinos ahora desafían los sistemas de seguridad de las redes informáticas de los gobiernos europeos.
Por Eduardo Febbro
Desde París
Los piratas informáticos chinos prosiguen su cruzada contra los portales sensibles de los países occidentales. Después de los Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania, fuentes oficiales francesas confirmaron ayer que varios sistemas de información gubernamentales habían sido objeto de ciberataques oriundos de China. Ayer, el secretario general de la Defensa Nacional francesa, Fran-çois Delon, corroboró las informaciones publicadas anteriormente por el diario Le Monde. “Tenemos la prueba de que pasaron por China (los ataques). Pero soy prudente, cuando digo China eso no quiere decir gobierno chino. Tampoco tenemos indicaciones de que se trate del Ejército Popular chino”, explicó el responsable. Esta aclaración tiende a diferenciarse de las fuertes sospechas que pesan hoy sobre el ejército chino. Washington, Londres y Berlín acusan directamente a la institución militar de Pekín de estar detrás de los ciberataques más recientes. El señalamiento del Ejército Popular chino traduce además una tendencia que lo implica en operaciones que, antes, estaban a cargo de los grupúsculos de ciberpiratas nacionalistas y antioccidentales. Eran ellos quienes se lanzaban al asalto de las web.
Otras fuentes francesas ligadas a la investigación revelaron que, entre los objetivos visitados por los ciberpiratas, figura el portal de Internet del Ministerio francés de Defensa. Los hackers rojos se introdujeron en una sección del portal destinada al gran público y en ella no había ninguna información confidencial. Los mismos interlocutores estiman que esas incursiones se hicieron a fin de probar las defensas informáticas de los sistemas. Aunque revelada en las últimas semanas, la actividad de los hackers chinos no es reciente. Los primeros ciberataques masivos comenzaron a finales de los años ’90. Los primeros blancos fueron los portales oficiales sensibles de Japón, Taiwán y los Estados Unidos. La práctica se extendió ahora a los países europeos. El jueves pasado, los diarios The Times y The Independent adelantaron que las redes informáticas del gobierno británico habían sido pirateadas por militares chinos. A su vez, el semanario alemán Der Spiegel también reveló que el gobierno alemán fue atacado con los programas “caballos de Troya” provenientes del ejército chino. Esta ha sido una semana fructífera en revelaciones. El martes 4 de septiembre, el diario económico Financial Times afirmó que los militares chinos habían conseguido piratear en el mes de junio el sistema informático del Pentágono. Según precisaron funcionarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos, los ciberataques fueron preparados por el Ejército Popular de Liberación chino. Dos días después, el Pentágono admitió la existencia de ataques informáticos “oriundos de Estados y de organizaciones variadas que no pertenecen al Estado”.
Esos grupos son conocidos por todos los servicios de inteligencia de Occidente. Red Hackers of China, China Eagle Union, Green Army Corps o Honkers Union of China pertenecen a la galaxia de núcleos de piratas informáticos etiquetados como “defensores de la dignidad y la integridad de la patria”. El Partido Comunista chino se muestra tolerante con ellos, al punto de instrumentalizarlos. Desde principios del año 2000, Estados Unidos le puso el código de Titan Rain al conjunto de esos ciberataques orquestados desde China. Los grupos de hackers pertenecen a una nebulosa nacionalista compuesta por jóvenes investigadores, ingenieros informáticos y profesionales de alto vuelo ligados a las tecnologías de la información. A fin de diferenciarse de los ciberpiratas comunes, de los rompedores de códigos y otras de las tantas actividades ilícitas que pululan en la red, estos círculos nacionalistas utilizan una denominación precisa: los hong-kers, es decir, los hackers rojos.
El diario francés Le Monde cita una entrevista realizada por South China Morning en 2005 con el creador del grupo China Eagle Union, Tao Wan. En ese entonces, Wan explicó: “Al contrario de nuestros homólogos occidentales, individualistas o anarquistas, los hackers chinos tienen motivaciones políticas”. Paradoja de esta historia, Tao Wan asegura que el nombre de su grupo, fundado en el año 2000, es un homenaje a una canción del conjunto de rock norteamericano Eagles. China Eagle tiene un portal de Internet en donde se puede leer un informe elaborado por la empresa norteamericana iDefense, especializada en la colecta de información tecnológica. En ese documento iDefense radiografía la estructura interna de China Eagle y plantea múltiples interrogantes acerca de las relaciones entre los miembros de China Eagle Union y organismos del Estado chino. Esa sospecha puede también funcionar como un espejo. Las agencias de Inteligencia de Washington recurren a los servicios de los hackers e inventores de virus para usarlos en provecho de sus intereses estatales. La fórmula es conocida: el hacker descubierto tiene escasas opciones: o la cárcel o la colaboración.
A finales de los años ’90, las ciberofensivas de los hackers rojos se concentraron en países y en momentos simbólicos. En 1997, la ciberguerra se desplegó en los portales de Japón cuando se conmemoraban los 60 años del inicio de la guerra entre China y Japón. En 1999, el episodio se repitió contra varios portales de dependencias
gubernamentales norteamericanas justo después de que la OTAN bombardeara por error –versión oficial– la embajada china de Belgrado. En 1998 y 2000, a raíz de tensiones diplomáticas con China, Indonesia y Taiwán recibieron las mismas visitas inoportunas. En el año 2000, luego del choque entre un avión militar chino y un avión espía norteamericano, decenas de portales oficiales norteamericanos fueron interceptados y en ellos apareció la foto del piloto chino que murió en el accidente.
Las denuncias actuales marcan un cambio: el Ejército Popular chino aparece cada vez más implicado en las ciberexcursiones. Interrogado ahora por el diario Le Monde, Tao Wan, el fundador de China Eagle Union, explicó: “En 2002 las leyes sobre Internet se volvieron mucho más estrictas en China y nosotros prometimos dejar de atacar los portales extranjeros”. En cuanto a la colaboración entre los hackers chinos y el gobierno, Wan aseguró al diario francés que las autoridades chinas no ofrecen “condiciones atractivas”. Beijing refuta todas las acusaciones. La cancillería china dice: “Carecen de fundamento, se trata sólo del reflejo de una mentalidad de guerra fría”.
Con todo, cualquier usuario de Internet puede constatarlo: los portales están bajo estricto control de las autoridades. Muchos ven sus actividades prohibidas pero no los portales de los hackers rojos. Sus actividades son menos constantes y, según los observadores, ello explica la intervención del Ejército Popular chino. Las huellas dejadas en los ataques que permitieron identificar el origen pueden no ser inocentes e inscribirse en una demostración intencional de la potencia del ejército chino. 2,3 millones de miembros, un presupuesto oficial de 45 mil millones de dólares –125 mil millones según Washington–, un crecimiento presupuestario de 17,5% y, sobre todo, nuevo discurso y nuevos ciberobjetivos. En el curso de las celebraciones de los 80 años de la fundación del Ejército Popular, el presidente chino, Hu Jintao, anunció: “China va a privilegiar la calidad y la modernización tecnológica antes que la cantidad de sus fuerzas”.
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