“Voté por la ciudad”, dijo con su habitual ironía el ex ministro de Economía y candidato presidencial Roberto Lavagna. Fue después de poner su boleta en una urna en la escuela número 21 del barrio de Saavedra. Con octubre en el horizonte, Lavagna ha hecho del misterio sobre su voto porteño una bandera. Ayer volvió a decir que “las elecciones locales son locales” y a su modo de ver no representan “ninguna conclusión hacia las elecciones nacionales”.

Hace unos pocos días el ex ministro se decidió a orientar un poco más a su público, pero no mucho. Admitió “simpatías” con la fórmula de Mauricio Macri y Gabriela Michetti. Reconoció el mismo sentimiento hacia Jorge Telerman, aunque no hacia su vice, Enrique Olivera. Es más, atacó a Elisa Carrió al decir que “es un exceso de porteñismo” y “un exabrupto” afirmar que “esta elección define los destinos del país”. Descartó de plano su apoyo a los candidatos del oficialismo, al que cuestionó de pies a cabeza. Y dedicó elogios al dúo de Claudio Lozano y María América González “por su propuesta social”.

Vestido de jeans, camisa y sweater, Lavagna contó ayer apenas después de votar, cerca de las tres de la tarde, que esperaría el escrutinio en su casa y en familia. “Nunca fui a los bunkers, ni siquiera cuando apoyé a ‘Pilo’ (José Octavio) Bordón en 1995” (para las elecciones presidenciales), se justificó.

Lavagna repudió la agresión sufrida por el ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra. Lo calificó de “lamentable” y señaló que “ésas son cosas que arruinan la limpieza y la fiesta que tiene que ser el día cuando uno vota”. “Una vez más, los argentinos podemos ejercer lo más potente que hay para un ciudadano, que es el voto”, destacó el líder de la coalición Una Nación Avanzada (UNA), con la que se presentará en octubre. Insistió con su teoría de que el proceso electoral en la ciudad no tiene impacto a nivel nacional.