Domingo, 1 de marzo de 2015 | Hoy
Por Irina Hauser & Raúl Kollmann
El estudio toxicológico oficial determinó que Alberto Nisman tenía 1,73 gramo de alcohol por litro de sangre, lo que refleja un estado de embriaguez fuerte y es compatible –según dice el estudio– con el consumo de una bebida del estilo del vodka. El alcohol se encontró en el estómago, de manera que fue de consumo reciente, poco tiempo antes de la muerte. La semana pasada, en una conferencia ante la Academia Nacional de Ciencias, el profesor en criminalística Raúl Torre sostuvo que “una alcoholemia alta es común en el suicidio. Ayuda a eliminar los frenos inhibitorios. En palabras llanas, ayuda a darse valor”. “Desde ya que ese nivel de alcoholemia es alto –completó Torre–, pero no impide hacer nada. No significa coma alcohólico ni mucho menos.” Según las tablas, 1,73 lleva a confusión, irritabilidad, pero no a una disminución de la conciencia, algo que se produce –según la persona– con el doble de valores de alcohol en sangre de los que tenía Nisman. Al mismo tiempo, se recordará que el fiscal tenía dosis pequeñas de sedantes, Alplax y gotas de Rivotril, un fármaco muy difundido que Nisman tomaba habitualmente y del que se encontró un frasco en el baño. La toxicología fue realizada por el Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema de Justicia, y la coordinó la doctora Ana María Perkins.
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