Kirchner llegó tarde a Montevideo, para ahorrarse cualquier golpe bajo del presidente uruguayo Tabaré Vázquez en su discurso inaugural. Luego de comunicar que había autorizado a Botnia a tomar más agua del río compartido sin consultar a la Argentina, Tabaré anunció que no se reuniría con Kirchner si había nuevos cortes en el puente de Gualeguaychú. Pero además, envió al Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur una propuesta que causó estupefacción. Brasil y la Argentina aportan cien millones de dólares para financiar proyectos en Uruguay y Paraguay que atenúen las asimetrías estructurales, sobre proyectos a presentar por Montevideo y Asunción. Entre otros emprendimientos, Tabaré propuso la reconstrucción de la ruta 12 de su país, que forma parte del eje vial Mercosur-Chile, porque se espera un gran crecimiento del tránsito debido a la expansión de la producción forestal “a través del funcionamiento de las plantas de Botnia, Ence, etc.” Si personas más razonables, como el canciller Reynaldo Gargano y el ministro de Agricultura José Mujica no hacen algo a tiempo, al presidente del jopo le bastarán los tres días por semana que gobierna para profundizar un deterioro en las relaciones sin precedentes ni perdón.