Va por su sexta temporada y dicen que los visitantes no dejan de crecer. La Escondida, en Mar del Plata, es la única playa nudista del país. Empezó su primer verano con unas cien personas y este año, según Juan José Escoriza, quien está a cargo de la administración, “en un día normal de enero tuvimos quinientas o seiscientas personas”.

Siendo una playa municipal, el nudismo es optativo. Los carteles lo advierten, así como indican que no se deben sacar fotos. “La mayor parte de la gente que llega es nueva en esto –sostiene Escoriza–, vienen con la inquietud del naturismo. Al no ser obligatorio, llegan sin la presión de tener que sacarse la ropa apenas entran.” Y cada uno tiene sus tiempos: “En una pareja tal vez uno se anima antes y al otro le lleva más tiempo: horas, días”. Hay, también distintas actitudes: “Están los que quieren disfrutar la playa pero no están decididos a sacarse la malla, y los naturistas recalcitrantes que pretenden que todos estén desnudos. Creo que debe haber un término medio, para que las cosas sigan siendo armónicas”.

No han tenido por ahora grandes problemas: “Si vemos a alguien con una cámara de fotos en actitud muy ostensible, vamos a decirle que no lo haga”.

Pese al éxito de convocatoria, Escoriza dice que no está planteado en términos de hacer grandes negocios. “Sólo tenemos veinte sombrillas de paja, bien separadas entre sí. Y alquilamos unas reposeras de madera. Tratamos de manejarlo con un concepto distinto: no hay carpas, no hay materiales plásticos, todo tiene una onda natural.” En cuanto al nudismo dice que desde su óptica es básicamente “estar cómodo en una playa. Hay gente que lo encara como una filosofía de vida. No en mi caso”.