Los sindicatos del sector petrolero acordaron ayer suspender por seis meses la discusión salarial a cambio de que las empresas garanticen la estabilidad de los trabajadores mientras la crisis internacional se haga sentir. El acuerdo fue respaldado por el gobierno nacional y las provincias productoras de hidrocarburos, las cuales intervinieron en la negociación para ayudar a limar diferencias entre las partes. Durante el acto de firma, realizado en la sede central de YPF, el ministro de Planificación, Julio De Vido, destacó “la prontitud y celeridad del sector para captar el problema y procurar acuerdos para contrarrestarlo”.

Por el lado empresario, el convenio fue suscripto por directivos de las firmas Repsol-YPF, Total, Pan American Energy, Pluspetrol, Chevron, Tecpetrol y Petrobras, mientras que los trabajadores estuvieron representados por la Federación de Petroleros Privados, SUPE y del Personal Jerárquico del sector. La rúbrica incluyó a los gobernadores de Santa Cruz, Daniel Peralta; Mario Das Neves, por Chubut, y Jorge Sapag, de Neuquén.

El acta-acuerdo puntualiza que “la actual crisis económica y financiera internacional ha impactado en la realidad económica nacional y en particular en el sector hidrocarburífero argentino”. A raíz de ello, las partes se comprometieron a suspender por seis meses las negociaciones colectivas y paritarias vigentes dentro de un marco de mantenimiento de las actuales condiciones salariales y convencionales.

Además, los sindicatos aceptaron que en marzo analizarán la prórroga de la suspensión, lo que podría mantener cerradas las paritarias hasta mediados del año próximo. En el acta las empresas se comprometieron a garantizar el mantenimiento de adecuados niveles de producción de hidrocarburos, la recuperación de reservas y el aumento de la capacidad de refinación.

“El acuerdo marca un antes y un después en el sector, por cuanto implica un compromiso de paz social, de mantenimiento del nivel de actividad y de empleo y la formación de una mesa de diálogo permanente”, aseguró el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que también participó de la negociación. “Siento una enorme satisfacción, porque en un momento tan especial logramos algo en base a muchas horas de diálogo fructífero, partiendo de un claro diagnóstico de la realidad”, agregó Mario Das Neves, gobernador de Chubut.

Los sindicalistas defendieron lo firmado argumentando que si discutían los convenios en el contexto actual habrían perdido algunos beneficios logrados cuando la situación económica era más auspiciosa. Además, remarcaron que la estabilidad laboral constituye una conquista porque en algunas provincias las suspensiones ya habían comenzado a poner en riesgo los puestos de trabajo. En Neuquén, por ejemplo, hay más de 1000 empleados petroleros que cobran su sueldo, pero están en sus casas por la caída de la actividad.

Las empresas aseguran que producen menos por un conjunto de factores, entre los que se destacan las retenciones a las exportaciones, el control de precios que ejerce la Secretaría de Comercio Interior y la baja de la cotización internacional del crudo, que hace algunos meses llegó a 140 dólares por barril y ahora apenas supera los 50 dólares.

Según remarcan, el “escaso” margen no es incentivo suficiente para llevar adelante tareas de explotación y mucho menos de exploración. Por eso reducen su actividad al mínimo, poniendo en riesgo los puestos de trabajo. Sin embargo, diversos especialistas del sector afirman que los costos de extracción no superan los diez dólares por barril. Por lo tanto, aun con la cotización internacional actual y las retenciones siguen obteniendo ganancias. Esas cifras también se discutirán en la “mesa de diálogo permanente” integrada por todas las partes, que continuará monitoreando la situación del sector.