Domingo, 2 de septiembre de 2007 | Hoy
“Vos vas a ser ministro” parece ser una frase de lo más popular en todo tipo de grupos de poder, económico y político, que toman posiciones para meter sus candidatos en el futuro gobierno. Una discusión que, prevén, zanjará Cristina Kirchner, si es electa.
Por David Cufré
“Vos vas a ser ministro de Economía”, le dijo el banquero Jorge Brito al ex presidente del Banco Central y ex directivo del FMI Mario Blejer. Fue durante la última visita del economista a la Argentina, la semana pasada. Por estos días, frases de ese tipo se están convirtiendo en moneda corriente. Empresarios que se jactan de su cercanía al poder están lanzados a una carrera para instalar candidatos al Palacio de Hacienda en el próximo gobierno, que descuentan será de Cristina Fernández. Hablan de la división de esa cartera en Hacienda y Finanzas, por un lado, y Desarrollo, por el otro, y de la partición del actual Ministerio de Planificación en Energía y Obras Públicas. “Cristina no es como Menem, que quería un superministro para poder irse a jugar al golf. A los Kirchner les gusta ejercer el poder y prefieren colaboradores con menos peso propio”, afirman, como si hablaran por boca de ellos.
Hay dos bandos en pugna, el del sector financiero, que encuentra puntos de contacto con las grandes compañías de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), y el de los industriales, que a su vez visualizan a Hugo Moyano como un aliado circunstancial para ejercer presión en favor de políticas de aliento a la producción nacional. Blejer se convirtió en un referente para el primer grupo. En las últimas semanas mantuvo contactos permanentes con Brito, titular del Banco Macro y de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), y con otros directivos de esa entidad. Hace dos meses dio una conferencia reservada para la cúpula de esa cámara de banqueros de capital nacional. El actual asesor del directorio del Banco de Inglaterra tiene también una relación cercana al grupo Eskenazi y diálogo fluido con Luis Pagani, cordobés como él y presidente de Arcor y de AEA, y con Enrique Pescarmona.
“Al establishment le gusta porque es una persona con muy buena reputación internacional. Es un economista que entiende la realidad de acá y de afuera y que puede ser muy útil para la etapa que viene, en la que se va a necesitar más apoyo financiero externo porque el ahorro interno ya no alcanza y porque las cuentas fiscales están más ajustadas”, ponderó un empresario que alienta su ascenso a ministro. Economistas ortodoxos del CEMA y FIEL, curiosamente, lo miran con recelo porque le critican que en su gestión como presidente del Banco Central, durante el gobierno de Duhalde, salió en auxilio de los bancos con redescuentos y jugó a favor de la pesificación uno a uno de las deudas, con el argumento de que era la única forma de reducir de 85 a 15 por ciento la incobrabilidad de los créditos otorgados. “Más que un rescate a los deudores fue un salvataje a los bancos”, se suma un industrial que intenta evitar la llegada de Blejer a Economía.
Los operadores de cada lado transmiten sus opiniones sobre cómo marcha la economía y qué habría que hacer para sostener el modelo. Hay una extraña coincidencia en el reclamo de abandonar el piloto automático porque de lo contrario existen riesgos a mediano plazo de que estalle una crisis. La diferencia está en que mientras banqueros y, sobre todo, grandes empresarios hacen hincapié en la cuestión fiscal, en el aumento de tarifas y en la disminución de los subsidios al transporte y la energía, los industriales plantean que hay que crear una banca de desarrollo, controlar los aumentos salariales y lanzar una batería de medidas activas para promover la inversión y atacar el problema de la inflación con una mayor oferta de productos.
Cada sector hace su juego: muestra a sus postulantes en seminarios, organiza reuniones privadas con ellos, dialoga con ministros, funcionarios y legisladores del entorno de Cristina y algunos llegan con sus palabras a ella misma y al presidente Néstor Kirchner.
La semana pasada hubo varias muestras de esa disputa de intereses, de la lucha por ganar espacios cerca de Cristina frente a la próxima etapa de definiciones importantes. El martes se realizó una conferencia con la participación de varios de los candidatos a ministro de los bancos y de las grandes empresas, empezando por Blejer y siguiendo por la actual funcionaria Beatriz Nofal y el economista de la Cepal, Bernardo Kosacoff. Son nombres que ese sector quiere posicionar, al que añaden el del actual presidente del Banco Central, Martín Redrado.
Al día siguiente de ese evento, los que buscaron ganar terreno fueron las grandes compañías agrupadas en Idea –están las privatizadas, los supermercados, los grupos económicos, las tecnológicas, las petroleras–, que se ofrecieron como interlocutoras por el empresariado a la concertación entre la patronal y los sindicatos que convoca Fernández. La entidad, caída en desgracia durante el gobierno de Kirchner, siente revivir con la confirmación de que la candidata asistirá pasado mañana a uno de sus precoloquios en un hotel porteño. Un empresario de ese espacio, el petrolero Oscar Vicente, es propuesto para un eventual ministerio de Energía. “Cristina está pensando en dividir Planificación en Energía y Obras Públicas”, comenta a Página/12 un alto ejecutivo de una multinacional. En la UIA repiten la misma versión, sólo que creen que el actual secretario de Energía, Daniel Cameron, es número puesto para el cargo.
También el miércoles pasado, por último, el líder de los camioneros se despachó con una serie de definiciones que sonaron a advertencia y a defensa de su propio territorio. “A Kirchner lo conocemos. Con la candidata tenemos dudas y cierta preocupación por la gestión”, sorprendió, en un encuentro con empresarios.
Desde la Unión Industrial Argentina hicieron su lectura de esas palabras. “El negro juntó mucho poder estos años y sabe cómo manejarlo. No lo van a correr (de la conducción de la CGT) así nomás”, estimaron, apostando a su continuidad para compartir con él la mesa de la concertación que planteó Cristina. El diálogo social es un proyecto que intentó llevar adelante la central fabril durante este gobierno sin conseguir nunca respaldo político para hacerlo. Ahora que puede convertirse en realidad, no quiere quedarse afuera mirando cómo otros empresarios y otros sindicalistas –por los Gordos de la CGT– lo comandan.
Sin embargo, la conducción de la cámara manufacturera que ejercen Juan Carlos Lascurain, Luis Betnaza, José de Mendiguren y Héctor Massuh observa cómo se está armando el juego con cierta inquietud. Les incomoda, por caso, que un empresario que desplazaron de la primera línea de la UIA como el presidente de FIAT, Cristiano Ratazzi, antiguo menemista, defensor de los noventa, tenga más diálogo con Cristina que ellos mismos. “Hasta (Daniel) Funes de Rioja tiene mejor llegada que nosotros”, se lamentó un industrial ante este diario, al referirse al abogado ultraliberal de la central fabril que la actual cúpula también sostiene en su cargo.
Las declaraciones de Moyano, según su visión, expresan esa preocupación por el acercamiento de la postulante oficialista a sectores empresarios de perfil liberal. El candidato de la UIA es el actual ministro de Economía, Miguel Peirano, pero varios de los caciques de esa entidad dicen preferir que emigre hacia un nuevo ministerio de Desarrollo, una de las carteras en que creen –y aspiran– quedaría dividido el actual Ministerio de Economía.
En parte, esa alternativa es un reconocimiento de que ven mayores chances de que Cristina se incline para Hacienda y Finanzas –la otra mitad del actual ministerio– por un economista como Blejer, Redrado, Nofal o Kosacoff. Frente a esa perspectiva, los industriales juzgan como una forma de conservar poder que Peirano vaya a Desarrollo. Esa cartera debería contener a las secretarías de Industria, Ganadería, Comercio Interior –con Defensa de la Competencia y Defensa del Consumidor– y un área clave: la de negociaciones internacionales, con facultades para imponer medidas aduaneras para proteger a la producción nacional de las importaciones.
Los industriales agregan un argumento sorprendente para justificar su deseo de que Peirano pase de Economía a Desarrollo. “La etapa que viene es complicada: habrá presión por las tarifas, no será fácil parar la inflación y no habrá tanta plata para dar aumentos. Es mejor preservarlo de ese desgaste”, interpretan.
–¿Y qué va a pasar con el dólar? –preguntó Página/12 a un hombre de la UIA.
–Lo va a seguir manejando Kirchner. Kirchner va a conservar el control de la política económica.
El análisis que hacen desde el sector bancario es similar. Pero confían en que Blejer o, como segunda opción, Redrado, podrán “llevar racionalidad” al Gobierno, que serán escuchados por la Presidenta. “Mario quiere venir, pero le asusta un poco el principio. Sabe que en 2008 habrá que pagar algunos costos políticos: para frenar la inflación se necesita enfriar un poco la economía, aumentar el superávit fiscal, dejar caer el dólar en términos reales, subir las tasas de interés. Está dispuesto a hacerlo, pero le preocupa el respaldo político para soportar la presión de los industriales”, sostiene un banquero. Lo mejor, concluye, es que Kirchner haga parte del trabajo sucio antes de irse el 10 de diciembre. Como siempre antes de elecciones nacionales, a los lobbistas les toca trabajar horas extra. Todos creen que está por empezar un nuevo partido.
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